miércoles, 29 de febrero de 2012

POR EL ROSARIO ELLA DIJO SI

Por el Rosario ella dijo sí


El 12 de septiembre de 1982, la Princesa Gracia de Mónaco perdía la vida en un accidente de auto. El mundo entero vibró ante la muerte trágica de una persona que era una " gran Señora "del corazón y del alma, antes de serlo por su rango social.

En 1956, cuando la "Princesa de Hollywood" se casó con el Príncipe Rainiero de Mónaco, ella interrumpió su carrera cinematográfica para consagrarse a su marido, y más tarde a sus hijos. Después de su matrimonio, en efecto, Gracia se negó a volver a su arte. Hizo, sin embargo, una excepción por el rosario, poco antes morir.

Católica ferviente, la Princesa no supo resistir a la urgente invitación del Padre Peyton, el apóstol del rosario en familia, al que había conocido bien y que deseaba rodar una nueva película, en San Pedro en Roma en Roma, para poner en valor el rezo del rosario: " Su Alteza, un pobre sacerdote irlandés le pide a Gracia "concederle esta gracia" a la Reina del Rosario... "Gracia no pudo decirle no a su viejo amigo y después de más de 25 años de ausencia, volvió frente a la cámara cinematográfica.

Mario Tursi, el único italiano de la tropa, se conmovió: « Fue un acontecimiento. Vi a la Princesa rezar los misterios del Rosario con un entusiasmo y un fervor extraordinarios. Recuerdo su mirada inspirada, la entonación perfecta de su voz, el estilo impecable con el cual citaba los versículos del Evangelio. Gracia posaba con fe, teniendo como decorado sugestivo la Basílica de San Pedro de Roma. Para el misterio de la crucifixión, la Princesa llevaba un vestido negro. Al fondo, el grupo de La Piedad de Miguel Ángel simbolizaba el dolor y el Amor infinito. La película fue transmitida por los canales de televisión de los Estados Unidos. Gracia había puesto una condición a su participación: que la película sea reservada al público americano. Esperemos que después del final prematuro de su esposa, el Príncipe Rainiero autorice la difusión de este documental en el mundo entero. ¿Este acto de fe no fue su testamento espiritual?»

Hermano Albert Plfeger

No hay comentarios:

Publicar un comentario