Adicciones compulsivas
Si  tienes una pauta de conducta compulsiva como fumar, comer en exceso,  beber, ver la televisión…, cuando notes que surge en ti la necesidad,  párate y haz tres respiraciones conscientes. Después, durante unos  minutos, sé consciente de la “urgencia compulsiva”. Haz unas  respiraciones conscientes más; después puede desaparecer la compulsión.
Tu cuerpo es el ancla
Siempre  que te sea posible utiliza la conciencia del cuerpo interior para crear  espacio. Cuando estés esperando algo, escuchando a alguien o haciendo  una parada en el día, siente al mismo tiempo la vida interior. Para ello  recorre tu cuerpo mentalmente reconociendo las sensaciones físicas que  percibes, sin juzgarlas o intentar cambiarlas. Siente la vida dentro de  tu cuerpo como un hormigueo, una energía que fluye dentro de ti.
Deja que tu ego adelgace más y más
El  ego está siempre en guardia contra cualquier cosa que perciba que puede  disminuirlo. Cuando nos culpan o nos critican, necesitamos, como dice  Echkart, “restaurar la forma mental del yo”. Y justificamos, defendemos o  culpamos a los demás. Si el otro tiene o no razón, al ego le da igual  con tal de auto-preservarse. 
Práctica espiritual muy potente
Consiste  en permitir la disminución de tu ego sin intentar restaurarlo. Por  ejemplo, cuando alguien te critica, te culpa de algo o te insulta, en  vez de contraatacar inmediatamente o defenderte, no hagas nada. Deja que  la imagen del “Yo” se vea disminuida y ponte alerta a lo que ocurre muy  dentro de ti. Durante unos segundos puede que te sientas incomodo, como  si hubieras encogido. Después sentirás un espacio interior que está  intensamente vivo. No has  quedado  disminuido en absoluto, sino que en realidad te has expandido. Y te das  cuenta que, al hacerte “menos”, te haces más. Cuando dejas de  defenderte, te libras de la identificación con la imagen mental del “Yo”  y dejas sitio para que surja el Ser.
A  través de una forma aparentemente debilitada, puede brillar un  autentico poder, que es lo que eres más allá de la apariencia. A esto se  refería Jesús cuando decía: “Niégate a ti mismo” o “pon la otra  mejilla”. Abstente de intentar reforzar el ego exhibiéndote, queriendo  destacar, ser especial, causar impresión o exigir atención. Para ello,  abstente de expresar tu opinión cuando el mundo expresa la suya y  observa. ¿Qué sientes? Esto no significa que seamos victimas de gente  inconsciente que nos maltrate, ya que también podemos decir “no” a  alguien con firmeza y claridad, pero libres de toda negatividad. Dice  Toller que si te conformas con no ser nadie en particular, con no  destacar, sintonizas con el poder del universo. Y lo que al ego le  parece debilidad, es en realidad la única fuerza verdadera. Esta verdad  espiritual  es diametralmente opuesta a los valores de nuestra cultura .  En lugar de ser una montaña – enseña el antiguo Tao Te Ching- “sé el  valle del universo”. De este modo se restaurará tu totalidad “y todo  vendrá a ti
 
 

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