POBLADO DE BETANZOS

Las construcciones son un fiel reflejo del gótico gallego

Betanzos se encuentra ubicado sobre las aguas de la ría de mismo nombre y se expande a través de tan sólo 24 kilómetros. Sin lugar a dudas, es un lugar de dimensiones reducidas pero, pese a eso, la variedad de encantos y atractivos supera todas las expectativas que los viajeros podemos tener sobre un lugar poco conocido.

Es que los pueblos, por pequeños que sean, siempre guardan un encanto particular. La tranquilidad y armonía de la vida activa sumada a la cordialidad de los habitantes que suelen conocerse entre sí y reciben a las personas que llegan desde lejos con una sonrisa y un gesto amable, ya nos preparan para lo que será un viaje muy especial.

Por otra parte, no podemos dejar de nombrar que estos territorios chicos suelen brindar una imagen de una sociedad que parece estar estancada en el tiempo pero que, lejos de avergonzarse se enorgullecen al saber que esa es su característica más importante.

Más allá de que podemos creer que todo es sereno en Betanzos, la vida de su gente queda reunida en los múltiples bares y cafés que se encuentran en el territorio. Todos, conservan el estilo propio de un pasado que parece querer quedarse para siempre y ofrecen las mejores delicias típicas para que los viajeros descansen y disfruten del paisaje.

La ría de Betanzos es la que le da el nombre al poblado

Es que la naturaleza perfecta y bella, nos invita a relajarnos ante la presencia de los ríos Mandeo y Mendo, cuyas aguas conjuntas forman la ría de Betanzos. Al mismo tiempo, ésta corre a lo largo de 8 kilómetros, a través de marismas y juncales hasta llegar a unirse con otro acuífero, la ría de Ares, que se encuentra ubicado en un reconocido paraje del lugar llamado Punta Carboeira.

Este aspecto de la naturaleza se suma a la excepcional belleza que brinda la ubicación estratégica de Betanzos. Es que el pueblo está asentado sobre la cima de una bella colina en la que antiguamente existía un espectacular castillo.

Finalmente, no podemos dejar de recomendar un paseo por las calles del pueblo que nos invitan a conocer, a través de sus construcciones, los principales ejemplares de la arquitectura gótica gallega.