jueves, 3 de noviembre de 2011

EL FUTURO YA ESTA AQUÍ

Yamaha FJR 1300 AS: El futuro está aquí

Poco a poco algunas de las innovaciones técnicas vistas en las carreras se van incorporando a las motos de serie, como los controles de potencia, los de tracción, los aceleradores electrónicos, etc. Yamaha presenta su GT, la FJR 1300, con un cambio de marchas... electrónico. El futuro ha llegado.


Aunque no es uno de los sectores más comerciales, todas las grandes marcas cuentan con su respectiva gran turismo en sus catálogos y ponen espacial énfasis en los acabados y equipamiento de estas ruteras. Incluso marcas de carácter marcadamente deportivo como Kawasaki han terminado por sacar al mercado su GT, y tan sólo Suzuki es la excepción entre los principales fabricantes. La electrónica utilizada en este cambio de marchas no había sido llevada a la serie excepto en algún scooter. Yamaha ha destapado el tarro de las esencias, dotando su rutera FJR 1300 de un cambio electrónico y embrague automático, en busca de hacer aún más cómoda la conducción de esta tragamillas.Se cierra el círculo, pues, en una moto que ya contaba con un completo equipamiento (ABS, frenada combinada, puños calefactables, pantalla regulable eléctricamente, etc.) y que es la guinda a una rutera de vocación deportiva con un alegre motor basado en anteriores versiones de la R1. De hecho, el aspecto de la FJR recuerda al de la superdeportiva, con su estilizado frontal (para una GT) y sus dos faros rasgados. La principal novedad es la incorporación de un cambio manual y embrague electrónico, con lo que se prescinde de maneta en el puño izquierdo. En este mismo lugar se ubican sendas levas para subir o bajar marchas, aunque también se puede hacer con el pie a la vieja usanza.

Descubriendo la FJR

La ergonomía es buena, pero una vez te sientas encima de la Yamaha se echa de menos un elemento muy familiar: la maneta de embrague, especialmente para aquellos que suelen conducir con un dedo encima de ella. Para arrancarla se debe tener presionado el freno delantero –como en los scooters-, para evitar salir disparado con el habitual golpe de gas en vacío. Una vez arrancado el motor será posible decidir si se desea realizar los cambios de marchas con el sistema manual, activándolo con el botón correspondiente, o bien hacerlo con el pie en la habitual palanca. Al arrancar se deberá tener en cuenta que se trata de una moto de 1.300 cc, 130 cv y mucho par motor; si se abre gas sin contemplaciones, la FJR 1300 obsequiará con una brusca arrancada que puede coger desprevenido. Esto no es un scooter de 125 cc... la suavidad es necesaria, e incluso a veces se intentó salir en 2ª. Entonces sí que recuerda más a un megascooter –muy grande y potente, eso sí-, pues el embrague ya se encarga de deslizar hasta que se alcanza la velocidad adecuada. El arrancar con tacto en 1ª tampoco precisará de mucha adaptación; más bien de buena memoria para no olvidar qué se tiene entre manos. La vida a bordo es agradable. La posición está bien resuelta, y existen elementos, como la guantera del carenado (que tan sólo se abrirá si conectamos el encendido) o el potenciómetro que gradúa la calefacción de los puños, que aportan confort. La pantalla se eleva con facilidad desde el conmutador izquierdo, y en la posición más elevada cubre perfectamente, algo ideal para desplazamientos por autopista.

GT deportiva

El motor manifiesta pronto su origen R1, con un sonido que es familiar, pero ante todo esas ganas de subir de vueltas con alegría recuerdan que no es el típico motor burgués de otras GT. Por otro lado, no hay nada que objetar a su entrega, lineal y constante en toda la gama. Sin maletas es posible llegar a olvidar que se tiene entre manos una moto turística. El motor es potente y el chasis rígido; ambos elementos permiten una conducción rápida en carreteras de montaña. Dada la buena elasticidad del tetracilíndrico, tan sólo será necesario utilizar un par de marchas para realizar un largo tramo de curvas. Su transmisión final por cardán siempre está presente, aunque sus reacciones no son molestas y no penaliza en exceso su faceta deportiva. Las limitaciones vendrán por unas suspensiones blandas, con tarados turísticos; su larga distancia entre ejes, que obliga a anticipar la entrada en los virajes para no salir demasiado abiertos, y su peso, que con el depósito lleno ronda los 300 kg. Aun así es posible mantener un ritmo más que vivo en conducción deportiva y dar más de una sorpresa ante motos más especializadas. Los frenos utilizan el habitual (en turísticas) sistema de frenada integral y ABS de serie, ambos muy de agradecer en una tragamillas como ésta. De noche se agradecerá su excelente iluminación, gracias a sus dos grandes faros Multiconvex que trabajan al unísono y que son fácilmente regulables en altura a través de unos accesibles pomos. En el aspecto funcional, hay un asa retráctil para subir la FJR a su caballete central, así como un pomo para ajustar la suspensión trasera. Las dos maletas tienen una buena capacidad y es posible añadir un cofre o top case en opción. En definitiva, la FJR 1300 es una moto que ofrece dos caras diferentes pero complementarias: la de una cómoda gran turismo con la que realizar largos viajes a dúo, y la de Sport, que permite una viva conducción en carreteras reviradas, suficiente para divertirse el fin de semana con ella. El sistema de cambio electrónico, con la opción de elegir entre el pie o la mano para operar según sean las preferencias, aporta comodidad a una moto ya muy confortable, aunque debería suavizarse la entrega de par al arrancar para quitarle brusquedad. La FJR es la primera, pero seguro que no será la única. ¿El futuro? Posiblemente.
Jordi Aymamí Fotos: Santi Díaz

No hay comentarios:

Publicar un comentario