
Tenemos conciencia y gratitud por todo aquello que nuestra madre naturaleza nos ha dado. Como decíamos en aquel post de hace un tiempo atrás,  sembrar es un acto de fé, y para ello hace falta poca cosa: buena semilla, buena tierra y el sembrador.
Pero existen ocasiones en que es necesario ayudar a la naturaleza para que las condiciones de siembra y crecimiento mejoren o puedan hacerse aún en ciertas condiciones climáticas adversas. Tal es el caso de la construcciónde estructuras protectoras, por ejemplo invernaderos. 
El tema que nos ocupa hoy, las camas calientes, entran dentro de ese concepto. Son utilizadas desde hace cientos de años, sin ir más lejos en nuestra propia horticultura mediterránea.
Son estructuras que se construyen  tanto en el aire como bajo túneles, y su principal objetivo es mantener una temperatura adecuada  para la germinación de las semillas. De acuerdo a la fuente de calor  que se utilice, se clasifican en diversos tipos que veremos en un post  posterior; te invito a estar pendiente
 
 

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