jueves, 26 de enero de 2012

LAS HORMONAS DEL STRESS

 

 

En el cerebro tenemos un sensor en forma de almendra: es la amígdala.
Es el sistema de reacción inmediata del cerebro. Al activarse pone al cuerpo en estado de alerta. La amígdala impulsa al  hipotálamo a producir la  hormona corticotropina y a su vez ordena a las glándulas pituitarias o Hipófisis y a las suprarrenales, a que inunden el torrente sanguíneo con  adrenalina, noreprinefina y cortisol, también conocidas como las hormonas del estrés.

Las hormonas que se producen en momentos de tensión, detienen todas las funciones que no son de emergencia, como la digestión y la inmunidad, y dirigen  las fuerzas hacia la lucha o la huída. También impiden la formación de tejido óseo.

Las señales son notorias: el corazón late fuerte, taquicardia, presión arterial se eleva. Se consume más oxígeno. El hígado  envía azúcar a la sangre en
previsión a un mayor requerimiento de energías y los músculos reciben una gran descarga de glucosa.

Pero volvamos al stress y a como lo definió su descubridor, el austríaco Hans Selye: síndrome general de adaptación.

Si convenimos en que “estrés” es toda reacción general e inespecífica de nuestro organismo frente a toda situación de demanda, nuestra respuesta puede ser adecuada: salud, o inadecuada, enfermedad.
Por ej.: según como yo viva esta nota tendré distres si les temo a los lectores de mi blog, o eustres si gozo poder compartir con ellos mis conocimientos..

Con esto quiero decir que, aunque todo el día mi cerebro reciba estímulos
del medio ambiente, los estímulos me condicionan pero no determinan la respuesta.
Quiero que quede claro que cualquier cosa que hagan o digan  los demás, yo puedo ser dueño de mis emociones y - por ende - elegir la respuesta.
Sería utópico pretender anular todos los estímulos. Vale la pena grabarse a fuego que si se vive en distress, se está en desarmonía consigo mismo, con los demás, con el entorno social y la misma naturaleza.
Víktor Frankl, el famoso neurólogo y psiquiatra austriaco, fundador de la Logoterapia, en su libro “El hombre en busca de sentido” nos da dos precisos ejemplos de stress y distress, y sus consecuencias sobre la salud, en sus experiencias vividas en un campo de concentración:
1°: Circuló la información  que en la Navidad de 1944 los prisioneros judíos habrían sido liberados: al acercarse la fecha disminuyó considerablemente el número de muertos y enfermos.
2°.- Pasada la Navidad sin haberse logrado la tan esperada liberación, se verificó una mayor cantidad de enfermos y muertos de los que había antes.   

Pero Víctor Frankl tenía una meta: poder enseñar en las universidades como se viven estas situaciones límites, lo que  le daba “sentido de vida” o razón por la cual debía continuar resistiendo.

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