La helioterapia se basa en el poder curativo de los rayos solares.
El sol tiene muchos efectos saludables para nuestro organismo. Los
rayos solares nos aportan calor, energía, vitalidad y ánimo. La luz que
recibimos a través de nuestros ojos activa unas glándulas del cerebro
que alejan los sentimientos de tristeza y evitan la aparición de
depresiones.
Los beneficios del sol en nuestro cuerpo son diversos y muy decisivos.
Las curas de sol son la forma más eficaz de sistematizar la
helioterapia. Se pueden realizar en distintas zonas ambientales o
climáticas, ya sea en el mar o en la montaña, y se pueden realizar tanto
en invierno como en verano. La forma más habitual de tomarlas es la de
la exposición progresiva del cuerpo durante un periodo de tiempo a las
radiaciones solares. Así, las primeras sesiones son de corta duración y
van aumentando de forma progresiva (de diez minutos a una hora). A su
vez, la piel expuesta al sol es cada día mayor hasta abarcar todo el
cuerpo al final el tratamiento.
El mar refleja una gran cantidad de radiaciones solares, mientras que
en la montaña se dispersa muy poca energía solar, al no tener que
atravesar las capas de aire y polvo que cubren las zonas bajas. En la
ciudad el aprovechamiento es menor, ya que el polvo absorbe las
radiaciones.
El sol favorece una buena circulación sanguínea y proporciona una
mayor riqueza y pureza de la sangre. También, aumenta las defensas del
organismo, produce un fortalecimiento general e incluso un mayor
desarrollo muscular. Además, provoca un efecto tonificante en personas
deprimidas y una disminución del dolor en los enfermos.
Veamos como el sol puede ayudar a tu organismo:
-En la piel: incrementa el flujo de sangre arterial debido a la
dilatación por el calor de los capilares sanguíneos. Los rayos solares
de una determinada longitud de ondas destruyen las bacterias que se
encuentran sobre la piel antes de que éstas se vuelvan peligrosas para
la salud.
-En la sangre y el sistema circulatorio: se produce una aceleración
de la circulación sanguínea, un ligero aumento de los latidos cardíacos y
de la frecuencia y profundidad de la respiración. Este supone una mejor
oxigenación de la sangre y una mayor eliminación de CO2.
-La secreción hormonal: los rayos del sol actúan sobre el hipotálamo,
la estructura del sistema nervioso central que dirige las funciones
corporales.
-El cabello: el sol favorece el crecimiento capilar. La piel al estar
mayor irrigada, hay un mayor aporte de sustancias nutritivas a la raíz
capilar. Gracias a ello, los cabellos crecen casi 2 centímetros al mes.
-Los huesos: los rayos solares ayudan a que las células de la piel
produzcan vitamina D, imprescindible para el metabolismo óseo
relacionado con el calcio.
Como vemos, el sol tiene muchos efectos beneficiosos para el cuerpo
humano pero un exceso de sol puede ser altamente perjudicial.
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