miércoles, 27 de marzo de 2013

EL SABER ESPERAR EN EL SEÑOR


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Pero yo esperare en el Señor, pondré mi esperanza en Dios mi salvador, porque El me escuchara. Miqueas 7:7


Como cuesta esperar! Somos por naturaleza ansiosos y queremos todo ya. No nos gusta tener que esperar. Queremos las respuestas aquí y ahora. No importa que edad tengamos, siempre la ansiedad es la misma.
Los adolescentes quieren novia, y la quieren ya. Por eso a veces se equivocan, porque por apurados, eligen sin consultar. Los que buscan trabajo lo quieren ya. Salen con el diario abajo del brazo y esperan que alguna puerta se abra y los dejen trabajar hoy mismo. Pero la puerta no se abre, y vuelven a casa desesperanzados.
Los que estan enfermos quieren sanarse ya. No quieren seguir sufriendo. Quieren poder disfrutar de la vida ahora y cortar con los malos momentos. No importa cual sea tu problema hoy, siempre es lo mismo. Queremos ya la respuesta, queremos ya la solución. Queremos ya estar bien.
Miqueas también tenia problemas, suyos y del pueblo. Había cosas que no podía manejar, que se escapaban de su control. Y no podía modificar su angustiante situación. Quería mejorar ya, pero no podía hacerlo. Y entonces se da cuenta del enorme recurso que tiene. Y le pide a Dios que lo ayude. Me gusta mucho la confianza de Miqueas. Frente a la ansiedad de las personas, frente al apuro por respuestas milagrosas, frente al deseo inmediato de cambiar una situación desagradable, Miqueas puede decir: Yo voy a esperar en Dios. Porque aunque lo que estaba viviendo era feo, y no le gustaba, y lo quería cambiar, había dejado su problema en las manos de Dios y sabia que ahora solo podía esperar. Estaba en las mejores manos.
Tal vez hoy estas pasando un momento feo, hay mucha ansiedad en tu mente, quieres respuestas y nunca llegan, deposita tu problema en las manos de Dios. El tiene el control de todo y también de tu vida.
Dejalo actuar porque El sabe lo que hace. Confía en Dios, para poder esperar tranquilo. Toda oración que llega al Trono de la Gracia, es escuchada y se responde. Puedes esperar tranquilo. Dios ya sabe tu problema y tiene la solución.
Si Dios es tu esperanza, puedes esperar.
Dios te bendice!

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