 La  lectura bíblica de hoy nos recuerda que los demás nos conocen por  nuestros frutos. También hay muchas otras cosas que ayudan a  identificarnos. Hay un dicho que dice: "Dime con quien andas y te diré  quien eres". Hace unos años, vimos un letrero al frente de una pequeña  iglesia de campo que decía: "Dime las personas que evitas y te diré  quien eres".
 La  lectura bíblica de hoy nos recuerda que los demás nos conocen por  nuestros frutos. También hay muchas otras cosas que ayudan a  identificarnos. Hay un dicho que dice: "Dime con quien andas y te diré  quien eres". Hace unos años, vimos un letrero al frente de una pequeña  iglesia de campo que decía: "Dime las personas que evitas y te diré  quien eres".Las cosas que leemos también nos  identifican. La oruga de la col sólo se alimenta de la col, mientras que  la oruga de la nuez se alimenta de las hojas del árbol de nuez. La  oruga del algodoncillo solo se alimenta del algodoncillo, y fácilmente  identificamos al insecto de la papa por su amor a la planta de la papa.
El hombre que se pasa horas  leyendo las páginas deportivas en el diario lo hace porque es admirador  de los deportes. La literatura en tu hogar identifica la clase de  persona que eres. ¿Tienes tiempo de sobra para el diario, pero sólo le  echas un vistazo breve a la sana y buena literatura, la cual podría  ayudarte  crecer espiritualmente? Nos volvemos como los libros que  leemos y como las personas con las que nos relacionamos.
¿Acaso tu lectura te identifica como un hijo de Dios?
Cuanto más andamos con Cristo, más nos parecemos a Cristo.
Fuente: Melvin Yoder, Junto a Aguas de Reposo.
Así que, por sus frutos los conoceréis. --Mateo 7:20 
 
 

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