miércoles, 6 de abril de 2011

ENFERMEDADES QUE NO SE CONOCEN

En estas tierras de América Latina aún hay enfermedades que mucha gente en el mundo desarrollado ni sabe que existen. Y siempre, lamentablemente, afectan a la gente con menos recursos, campesinos e indígenas habitantes de zonas intrincadas en el monte,  la selva o en la planicie del Chaco, donde los insectos hacen de las suyas en medio de poca higiene y falta de condiciones de prevención. Y es que, cuando además la gente no sabe como prevenir las enfermedades, lógicamente la incidencia de estas es mayor, y si son contagiosas entonces se establece  un círculo vicioso que se perpetúa por generaciones.
¿Usted ha escuchado hablar del Mal de Chagas o la Leishmaniasis? ¿Sabe que en  Bolivia siguen enfermando  de tuberculosis anualmente alrededor de 8 mil personas y que 700 de ellos mueren?
 Una trabajadora del laboratorio de detección realiza un examen de laboratorio. Foto: Reszi Agramont/AeA
Aunque según algunas fuentes, Bolivia ha logrado reducir la presencia de la vinchuca (insecto transmisor del parásito causante del Mal de Chagas) de un 75% en el año 1998, a un 2,8% en el año 2004, existen municipios donde la realidad es otra. Villa Vaca Guzmán y Huacaya son dos de ellos. En la zona del chaco chuquisaqueño, donde Ayuda en Acción trabaja para mejorar las condiciones de vida de la gente, más del 3% de la población (indicador mínimo relativo a los Objetivos de Desarrollo del Milenio para 2015) está infestada de Chagas.
Muchos han sido los esfuerzos de pocas personas e instituciones por avanzar en el descubrimiento de una cura para una enfermedad que, como es de los pobres y da poco rendimiento, no interesa a las grandes compañías farmacéuticas. Una doctora en ciencias químicas española ha dedicado más de 10 años de su vida a investigar las posibilidades de erradicarlo. Así encontró una pintura que evita el crecimiento del insecto portador del parásito que provoca la enfermedad entre las paredes de las casas. Pero no es suficiente con pintar las casas, hay también que educar a la gente (como ella misma lo ha dicho) y cambiar los patrones de construcción y de higiene de los espacios compartidos.
Hace unos años  los indicadores de incidencia de Chagas en esta zona alcanzaban cifras alarmantes y por ello la cooperación centró parte de su accionar en disminuir los factores de riesgo de contagio. Informar a la población sobre cómo disminuir los riesgos, mejorar las viviendas de las familias más expuestas y establecer servicios de diagnóstico oportuno, fueron algunas de las iniciativas desarrolladas. 
 Casas mejoradas para evitar la proliferación de vinchucas. Foto: Reszi Agramont/AeA
Y aunque esto pueda parecer escrito por encargo, la verdad es que mucho se ha hecho, aunque insuficiente, por supuesto. En los últimos dos años hemos construido juntos a las familias guaraníes 47 casas mejoradas, hemos montado un laboratorio de detección del parásito  y hemos equipado 4 puestos de información  vectorial, establecidos por el sistema de salud; pero además estamos capacitando a la gente y formando promotores locales. Más de 100 familias y 10 voluntarios locales de salud se han capacitado para  promover mejores hábitos de aseo e higiene entre las familias y para concienciarlas sobre la necesidad de proteger las paredes de sus casas. Pero aún no será suficiente.
Este 7 de abril se celebra, como cada año,  el Día mundial de la Salud y quiero aprovechar este espacio para darle voz a esas familias y pacientes olvidados y hacer en su nombre un llamado a quienes tienen la obligación de impulsar políticas públicas y garantizar la asignación de recursos, tanto en nuestros países como en los organismos internacionales de salud. Sólo con el concurso de todos será posible que estos males, falsamente olvidados, pasen a la lista de enfermedades ya erradicadas por la especie humana

1 comentario:

  1. Hola, Germania. Gracias por hacerte eco de estas cosas. Un saludo, Roxana Pintado.

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