Cierto día caminado en un parque cercano a casa, observé que entre los muchos árboles del lugar había uno que llamó mi atención, éste tenía unas pequeñas flores amarillas, pero lo curioso era que en el piso se dibujaba la copa del árbol con flores amarillas un poco mas grandes, estas eran las flores que habían caído del árbol.
Las flores que en su momento habían sido muy hermosas y le daban belleza al árbol, ahora estaban en el suelo a punto de marchitarse, pero en su lugar había unas nuevas flores que apenas se abrían y le estaban dando a ese mismo árbol una belleza nueva.
Para que las flores nuevas nacieran, las anteriores debían abandonar el árbol, y así sucesivamente pasaría durante la vida de dicho árbol.
Eunice Rodriguez
Romanos 8:28
Sabemos, además, que a los que aman a Dios, todas las cosas los ayudan a bien.
No hay comentarios:
Publicar un comentario