martes, 3 de mayo de 2011

EL EFECTO PLACEBO

Existen pacientes que alegan mejoría ante un tratamiento médico que consiste simplemente en sustancias sin efectos directamente relacionados con los síntomas en cuestión. En estos casos, el poder de la mente queda comprobado ante los efectos del placebo. Los invitamos a descubrir uno de los misterios de la medicina

En 1957 diagnosticaron de cáncer al Señor Wright, en Long Beach, California. Sus doctores le pronosticaron solo días de vida. En aquel entonces salió una noticia acerca de los poderes del suero de caballo contra el cáncer. Wright vio en esta primicia su última esperanza y comenzó un tratamiento con este suero. Tres días después se encontraba fuera de peligro, y sus enfermeras y médicos bromeaban que sus tumores se habían derretido como una bola de nieve. Dos meses después Wright leyó en el periódico un informe donde se constataba que tal efecto del suero de caballo era considerado un remedio de curandero, poco efectivo. Sufrió una recaída inmediata. Su médico le decía “no crea todo lo que lee en el periódico”, y le inyectó agua diciéndole que era un tratamiento doblemente eficaz que el suero de caballo, y una vez más el tumor desapareció. Y así pudo vivir unos cuantos meses más.
Precisamente de esto se trata el efecto placebo. Tratamientos sin valor medicinal que logran tener un efecto positivo en la salud de una persona, mientras ésta crea que ese fármaco lo ayudará a mejorar. Los placebos pueden venir en distintas presentaciones con la intención de imitar un medicamento, pueden ser pastillas, cremas, inyectables, soluciones líquidas, jarabes, entre otros. También pueden ser procedimientos simulados como acupuntura, ultrasonidos, e inclusive cirugías.

Efectividad demostrada

Mientras muchos apuntan a que su efectividad está relacionada con el poder que tiene la mente en las enfermedades, el efecto placebo va mucho más allá de ser solo una consecuencia psicológica. Adicionalmente, la efectividad depende de otros factores tales como la forma de administrarlo, el procedimiento, los testimonios previos, e incluso el precio de un producto que hace más creíble su eficacia.
La percepción y la motivación en el tratamiento con placebo, son factores fundamentales a la hora de esperar una mejoría en una persona, ya que si sus expectativas son positivas, se cree que el tratamiento realmente lo ayudará. Y adicional a la motivación, estudios también demuestran que las respuestas de los pacientes aumentaban positivamente hasta un 20% cuando los doctores mostraban una relación afectiva, de interés y de confianza en las consultas.
Esto indica que el efecto placebo no solo se limita a la ingestión de una sustancia no activa químicamente, sino a la forma como se administra el tratamiento y el manejo de la percepción del paciente. Es por eso que son capaces de causar efectos similares a los medicamentos o tratamientos reales.
Sabías que…

Los medicamentos con colores generan un efecto psicológico estimulante. Los de colores cálidos generan un efecto estimulante, mientras que los de colores fríos tienen una respuesta calmante. Por otra parte, las cápsulas blandas dan ilusión de un efecto más rápido debido a la absorción del compuesto, y también el tamaño, ya que las pastillas más grandes implican mayor efectividad.

Más allá de factores psicológicos

En la actualidad los científicos observan que el efecto placebo es más poderoso de lo que se creía y estudian mecanismos biológicos que pueden convertir un pensamiento en un cambio celular. A través de una investigación desarrollada por neurólogos de la Universidad de Michigan se descubrió que una parte del cerebro se activa cuando el paciente cree que está tomando un medicamento. Damien G. Finniss y sus colegas de la Universidad de Sydney, Australia, han llegado a la conclusión de que “no existe un solo efecto placebo, sino muchos”. Ya hemos nombrado los factores psicológicos que tienen un papel fundamental en el efecto, pero además están los factores neurobiológicos, en donde la producción de sustancias opioides endógenas que realiza el cerebro al recibir la información de ingerir un medicamento, es capaz de aliviar el dolor. Y es que, cuando piensas que vas a tomar un medicamento que crees que te ayudará, tu cerebro reacciona como si ya tuviera  un alivio.
Por su parte investigadores de la Universidad de California aseguran tener pruebas de que los genes también desempeñan un papel fundamental, además de los otros factores biológicos y psicosociales. Una reciente revisión de un estudio sobre medicamentos antidepresivos reveló que los resultados de los placebos no eran inferiores a los de los fármacos. Irving Kirsch, el psiquiatra de la Universidad de Connecticut que llevó a cabo la revisión, afirma que si uno espera ponerse mejor, lo consigue. Kirsch también afirma que los placebos son entre 55% y 60% aproximadamente tan eficaces como la mayor parte de los medicamentos activos en el tratamiento del dolor. Durante un tiempo, muchos científicos pensaron que los placebos podían funcionar al liberar unas sustancias naturales del organismo parecidas a la morfina llamadas endorfinas. Pero Kirsch dice que ésa no es la única explicación. Los placebos pueden actuar globalmente en el organismo, pero también pueden tener efectos muy específicos.

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