Como amante de la naturaleza da gusto el sentarse en silencio a un lado del río y contemplar la paz y la serenidad que sólo puede regalarte la madre tierra en su continua e infinita transformación. De niño, acostumbraba ir con mi padre a las afueras de la ciudad en busca de sensaciones nuevas que nos distanciaran de la bulliciosa ciudad y nos internaran en la calidez del bosque con toda su aglomeración de susurros.
Con su sabiduría y sencillez me enseñaba la delicadeza de las pequeñas criaturas que saltaban y escapaban con gran rapidez a nuestro paso por aquellos senderos de barro y hierba por los cuales transitábamos.
Desde cierto punto de vista, la fotografía de la naturaleza puede ser considerada como una vocación, como la expresión de un deseo de unión con la naturaleza, sin embargo y con suma frecuencia sucede que la fotografía que tenemos en nuestras manos no expresa nuestro estado de ánimo de aquel día tan especial que pasamos en contacto con la naturaleza. Es posible que esto se deba a las limitaciones intrínsecas del mismo medio fotográfico, pues las cámaras no suelen ver exactamente lo que el ojo humanos es capaz de captar a esto le llamamos (latitud de exposición), o una extraña reproducción del color o la aparición en la imagen de detalles no deseados. Sea cual fuere la causa, muchas veces tenemos en la mano fotografías decepcionantes que no se corresponden con la experiencia original.
Hasta hace unos seis o siete años antes del advenimiento total de la fotografía digital, los fotógrafos que utilizábamos materiales de reproducción en color, considerábamos las transparencias como el producto final, si no cumplían con nuestras expectativas muy seguramente iban a terminar en la papelera. Pero los tiempos cambian y la tecnología digital ha logrado como antaño lo hacían los amantes de la fotografía en blanco y negro, ir un poco más allá de la captura y poder así “terminar de tomar la fotografía” en el proceso de revelado digital.
Sin embargo, considero que la fotografía deberá llevarse muy dentro del alma si queremos lograr resultados apenas diferentes a los de los demás. En la fotografía de la naturaleza debes sentirte uno con ella, disfrutar de una fresca mañana al que igual que de una tarde abrazadora y una noche en la cual apenas puedas conciliar el sueño ya sea por el cansancio de la jornada anterior, o por las duras condiciones climáticas que muchas veces tenemos que afrontar. Considero que la fotografía de la naturaleza es para disfrutarla en el campo más que frente al ordenador y por ello siempre les sugiero a mis alumnos que se esfuercen al máximo por llegar a casa con buenas capturas, con buenos disparos; es mejor disparar poco pero bien pensado que disparar mucho sin ningún tipo de planeación y lo que es más grave sin disfrutar de ello. Ante todo debes disfrutar del paisaje en ese momento presente, del canto de los pájaros, del viento que golpea en tu cara , de los arroyos de agua hela que te empapan las botas y por sobre todo disfrutarlo con el alma, con los cinco sentidos y tu mente bien puestos en el ahora.
La practica de la fotografía de la naturaleza hay que disfrutarla de una forma casi desinteresada, es decir, si puedes capturar tan sólo un instante de las ocho o diez horas que inviertes en el campo y logras que otros puedan percibir los aromas, los colores, las texturas ya es de por sí un gran logro; pero si por el contrario llegas a casa con tus manos “vacias” es decir sin una fotografía, también alégrate pués, tu y nadie más que tu pudo sentir la libertad que implica el hacerce uno con la madre tierra y de esa unión es que debe partir el amor por capturar momentos e instantes que puedan ser grabados para la historia… tu propia historia.
Hay que tener claridad por encima de todo, en hacer honor al sujeto con el se trabaja, mi intención como fotógrafo de la naturaleza es intentar acercar a las personas a ese mismo instante que el buen Dios me está obsequiando. Las técnicas fotográficas, ya sean análogas o digitales, son sólo medios para conseguir este fin. No existe una “verdad” absoluta en fotografía, pero si existe la falsificación de la representación del sujeto. El respeto por la autenticidad e integridad del mundo natural y esa e pasión expresada en ese mismo instante en que la estamos viviendo,son los valores que nos deberían dictarár el uso adecuado de la tecnología digital.
La tecnología digital deberá pues, servirnos sólo para mejorar nuestra captura y no para desvirtuarla, la tecnología digital deberá propiciar más tiempo en nuestro haber para conocer y aprender de la madre naturaleza, para recordar a nuestros padres o amigos cuando nos llevaron aquellas primeras veces al bosque. Así pues, utilicemos la tecnología digital para que nos ayude a compartir con los demás nuestro amor por la naturaleza y para cultivar el respeto por si misma.
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