| Reflexiones Cristianas | 
|  Aún  no se filtraban los rayos del sol en la habitación; ni siquiera se  podía distinguir el rostro de ninguno de los hermanitos. Pero todos los  pequeños hablaban y recogían lo que hubiera cerca de ellos porque era la  mañana de Navidad. Cada uno de ellos había enviado su  cartita a Santa Claus con una lista de los juguetes más soñados. Por  supuesto que ninguno se había puesto a pensar en el cómo habría de  traerlos Santa Claus... los niños simplemente esperaban un milagro. ¡Había tanta emoción y confusión  entre los niños! De entre todo el grupo, había una pequeña niña que no  podía con sus tres paquetes debido a que uno de ellos pesaba demasiado.  Cuando todos llegaron al lugar donde habrían de desenvolver los  presentes, los niños descubrieron que, entre dormida y despierta con el  alborozo y la adrenalina fluyendo, la pequeñita había estado cargando,  entre sus tres paquetes, un pesado tuco de madera sin valor alguno para  la niña. Aquello les pareció hacer cosquillas a los muchachos quienes  soltaron risas contagiosas que adornaron aquella mañana de Navidad. Sin embargo, la pequeñina pensaba  para sí: "Yo quería una pequeña muñeca" y ninguno de los dos paquetes  restantes parecían contenerla. Pero grande fue su sorpresa al romper el  papel y descubrir que allí, medio cubiertos por el papel de envoltorio,  se asomaban aquellos ojitos azules de una pequeña muñeca. Tanto fue su  alegría que olvidó los demás puntos de su cartita a Santa Claus. Aquel  regalo llenaba todos sus anhelos de felicidad esa fresca mañana  navideña. Querido amigo: muchas veces  presentamos largas listas a nuestro Padre Celestial con los sueños más  deseados: que mis hijos caminen rectamente, que puedan encontrar su  pareja perfecta, que se lleguen a preparar en la vida, que regresen de  su viaje sanos y salvos, que..., que... Pero la verdad es que de esa  larga lista sólo una cosa es entregada en nuestras manos a la vez. Es que Dios sabe que aquello que nos  da es lo único que necesitamos en ese momento. El Señor tiene muy buenos  y perfectos planes para cada uno de sus hijos. Ojalá que aprendamos a  recibir, conformes, una a una sus bendiciones, disfrutarlas, y de esa  manera descubrir el verdadero significado de la felicidad siéndole  agradecidos... Que en esta navidad seamos plenamente agradecidos con  Dios. Anita Irigoyen Y para asistir cada mañana todos los días a dar gracias y tributar alabanzas a Jehová, y asimismo por la tarde. 1 Crónicas 3:30. Cuando sonaban, pues, las trompetas, y  cantaban todos a una, para alabar y dar gracias al Señor , y a medida  que alzaban la voz con trompetas y címbalos y otros instrumentos de  música, y alababan al Señor, diciendo: Porque él es bueno, porque su  misericordia es para siempre; entonces la casa se llenó de una nube, la  casa de Jehová. 2 Crónicas 5:13.  | 
sábado, 25 de diciembre de 2010
ILUSION DE NIÑA
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
 
 

No hay comentarios:
Publicar un comentario