Anda y escribe algo que anime a aquellas personas que saben renunciar a su comodidad para ponerse al servicio de los demás, que no todo va a reducirse a que procures que el hombre malo se transforme en bueno. Cuida, pues, a quienes son bondadosos y lleva hasta sus almas el consuelo que Nos damos a todos aquellos que aman.
- Dura tarea me imponéis, Príncipe -respondió Juan sonriendo -. ¿Por qué no hace eso Vuestra Alteza? Estoy persuadido de que si lo hiciera los resultados serían magníficos.
Haciendo un gesto negativo con su cabeza, el divino adolescente replicó:
- Te equivocas. Si Nos fuéramos hasta el ser humano para decirle haz esto o haz lo otro y para cumplir lo que le decimos debiera sacrificarse, enseguida hallaría una disculpa. No hay nadie mejor que el hombre para tocar el corazón del hombre, pues los dioses dioses son y no hombres.
- Haré lo que me decís, Alteza.
Escucha, tú que crees perder tu vida cuando en realidad la estás salvando para siempre:
Cuando llega el alegre verano y te sientes triste, porque mientras los demás preparan a toda prisa sus maletas para irse a la playa o invaden los aeropuertos para trasladarse a países extranjeros, tú debes permanecer al lado de tu padre o de tu madre para cuidarlos en su vejez y atenderlos en su enfermad, recuerda que es tu carne quien se rebela, no tu alma inmortal. Ese pensamiento negro que te invade y que te motiva a actuar igual que esos hermanos, parientes o amigos que te han dejado solo ante la desgracia; que no les importa ni tu sufrimiento ni tu dolor ante ella; que no valoran en lo más mínimo tu sacrificio sino que, incluso, hasta se permiten el lujo de darte consejos y que únicamente hallan mérito en darlos sin que ni por asomo se les ocurra ponerlos en práctica ellos mimos. Ese pensamiento negro, digo, también procede de tu carne y no de tu alma inmortal.
Dime en qué queda la carne, hermano, sino en polvo. ¿Merecen, pues, la pena tus esfuerzos para mantenerla contenta mientras tu alma inmortal te chilla y te grita desde dentro pidiéndote con insistencia que no dejes solo a quien sufre, advirtiéndote de que únicamente por Amor sufre? Pues si consumes toda tu energía en lo que apenas vale nada ¿que te quedará de ella para gastarla en lo que realmente vale?
Dichoso el hombre y la mujer que saben sacrificar el bienestar de su carne por el de su alma inmortal. No han de sentirse tristes aunque su carne se rebele, porque la luz azul del Amor Verdadero transformará la oscuridad en claridad de idéntico modo a como hace el divino Sol cuando disipa las nubes o hace huir a las sombras de la noche. Así pues y aunque todo el mundo crea que porque eres bondadoso eres tonto y se aprovechen de tu bondad, yo te aseguro que eres el más listo de todos ya que cuidas lo que auténticamente tiene valor.
Si quien mis lineas lee se halla en esa situación que se alegre su espíritu aunque su carne se rebele pues por ser predilecto del Amor, este le enviará el don de la paciencia y con Amor y paciencia se cuidan no solo al anciano y al enfermo, sino también a todos aquellos que necesitan una palabra amable, un estímulo o una esperanza. Con Amor y paciencia estarás a salvo de muchas cosas y muy especialmente de esas depresiones que a veces te rondan, porque a pesar de todos tus esfuerzos no aciertas a cuidar mejor a esa madre a quien la enfermedad ha oscurecido la mente o a ese padre paralítico al que hay que atender en todo. Hasta aprenderás a disculpar el egoísmo de los demás y así en lugar de enfadarte con ellos porque colocan sobre tus hombros cargas enormes, seguramente les sonreirás cuando te brindan sus consejos valiéndose de una llamada telefónica o en el mejor de los casos una visita de médico. He aquí cómo tu Amor te ha hecho realmente rico casi sin tú saberlo y cómo tu paciencia ha terminado por disciplinar tu egoísmo y moderar tu ira.
¿De Justicia me hablas? Te escucharé, pero yo no quiero hablarte de Justicia sino de Amor y aún conviniendo contigo en que tu situación no es justa tengo que decirte lo que tú bien sabes: que a ti la Justicia te importa un pimiento estando en juego tu Amor. Tú Amor por ese padre o esa madre, que si hoy no son más que sombras de lo que un día fueron, se sacrificaron por cuidarte, educarte, aconsejarte y guiarte por los intrincados y nada fáciles senderos de la vida. Ellos nunca se preguntaron si era justo o no tener que renunciar a muchas cosas para que tú no pasaras necesidad. No te lo preguntes tú tampoco y aunque no puedas evitar la pena que te produce la huida de tus parientes y amigos ante la terrible realidad de la vejez, la enfermedad o la auténtica necesidad recuerda que mientras ellos se ponen a salvo por vivir en realidad están muertos, mientras que tú estás ganando día a día y minuto a minuto la Vida Eterna.
No escuches a los que te aseguren que dicha Vida no existe, ni tampoco a quienes intentan condicionarla a torpes normas creadas por humanos: La norma suprema, la única Ley y la llave del Reino está en tu propio corazón y allí es dónde debes buscarla. Si tú quieres yo te ayudaré a encontrarla y cuando por fin la halles entonces verás y comprobarás por ti mismo todo aquello que yo intento decirte cuando te hablo del verdadero Amor. Mira: si es verdad que la Vida eterna no existe entonces también es verdad que no existe el Amor. Díselo así a los que intentan razonar sobre algo que está por encima de su razón y recuerdales con dulzura que el ser humano, además de tener razón, tiene también corazón. Pregúntales si la Naturaleza crea algo inútil y cuando te digan que no, sigue preguntando y sin respetos humanos diles esto:
- Entonces, si como decís en todo cuanto ha sido creado existe una utilidad, ¿cual es la que se deriva de tener un corazón que ama, que siente, que sufre, que disfruta y que se conmueve? Anda, amigo mío, ve y pregúntales eso a ver que te responden.
Refunfuñas y gimoteas ¿verdad? Si tú no lo reconoces no te preocupes que ya te lo dirán los demás, olvidando que si uno se queja es por algo. Quéjate y refunfuña, gimotea y hasta llora. Pero sigue, porque voy a decirte algo que no me gustaría que olvidaras: Aunque en toda tu vida no hicieras nada más que atender a tus padres enfermos; más aún, aunque la consumieras en buscar diversiones y placeres sin cuidarte para nada de los demás una vez que tus padres hayan sido llamados al Reino las puertas de éste permanecerán abiertas de par en par para ti, porque tu Amor y tu Paciencia las abrieron.
Haciendo un gesto negativo con su cabeza, el divino adolescente replicó:
- Te equivocas. Si Nos fuéramos hasta el ser humano para decirle haz esto o haz lo otro y para cumplir lo que le decimos debiera sacrificarse, enseguida hallaría una disculpa. No hay nadie mejor que el hombre para tocar el corazón del hombre, pues los dioses dioses son y no hombres.
- Haré lo que me decís, Alteza.
Escucha, tú que crees perder tu vida cuando en realidad la estás salvando para siempre:
Cuando llega el alegre verano y te sientes triste, porque mientras los demás preparan a toda prisa sus maletas para irse a la playa o invaden los aeropuertos para trasladarse a países extranjeros, tú debes permanecer al lado de tu padre o de tu madre para cuidarlos en su vejez y atenderlos en su enfermad, recuerda que es tu carne quien se rebela, no tu alma inmortal. Ese pensamiento negro que te invade y que te motiva a actuar igual que esos hermanos, parientes o amigos que te han dejado solo ante la desgracia; que no les importa ni tu sufrimiento ni tu dolor ante ella; que no valoran en lo más mínimo tu sacrificio sino que, incluso, hasta se permiten el lujo de darte consejos y que únicamente hallan mérito en darlos sin que ni por asomo se les ocurra ponerlos en práctica ellos mimos. Ese pensamiento negro, digo, también procede de tu carne y no de tu alma inmortal.
Dime en qué queda la carne, hermano, sino en polvo. ¿Merecen, pues, la pena tus esfuerzos para mantenerla contenta mientras tu alma inmortal te chilla y te grita desde dentro pidiéndote con insistencia que no dejes solo a quien sufre, advirtiéndote de que únicamente por Amor sufre? Pues si consumes toda tu energía en lo que apenas vale nada ¿que te quedará de ella para gastarla en lo que realmente vale?
Dichoso el hombre y la mujer que saben sacrificar el bienestar de su carne por el de su alma inmortal. No han de sentirse tristes aunque su carne se rebele, porque la luz azul del Amor Verdadero transformará la oscuridad en claridad de idéntico modo a como hace el divino Sol cuando disipa las nubes o hace huir a las sombras de la noche. Así pues y aunque todo el mundo crea que porque eres bondadoso eres tonto y se aprovechen de tu bondad, yo te aseguro que eres el más listo de todos ya que cuidas lo que auténticamente tiene valor.
Si quien mis lineas lee se halla en esa situación que se alegre su espíritu aunque su carne se rebele pues por ser predilecto del Amor, este le enviará el don de la paciencia y con Amor y paciencia se cuidan no solo al anciano y al enfermo, sino también a todos aquellos que necesitan una palabra amable, un estímulo o una esperanza. Con Amor y paciencia estarás a salvo de muchas cosas y muy especialmente de esas depresiones que a veces te rondan, porque a pesar de todos tus esfuerzos no aciertas a cuidar mejor a esa madre a quien la enfermedad ha oscurecido la mente o a ese padre paralítico al que hay que atender en todo. Hasta aprenderás a disculpar el egoísmo de los demás y así en lugar de enfadarte con ellos porque colocan sobre tus hombros cargas enormes, seguramente les sonreirás cuando te brindan sus consejos valiéndose de una llamada telefónica o en el mejor de los casos una visita de médico. He aquí cómo tu Amor te ha hecho realmente rico casi sin tú saberlo y cómo tu paciencia ha terminado por disciplinar tu egoísmo y moderar tu ira.
¿De Justicia me hablas? Te escucharé, pero yo no quiero hablarte de Justicia sino de Amor y aún conviniendo contigo en que tu situación no es justa tengo que decirte lo que tú bien sabes: que a ti la Justicia te importa un pimiento estando en juego tu Amor. Tú Amor por ese padre o esa madre, que si hoy no son más que sombras de lo que un día fueron, se sacrificaron por cuidarte, educarte, aconsejarte y guiarte por los intrincados y nada fáciles senderos de la vida. Ellos nunca se preguntaron si era justo o no tener que renunciar a muchas cosas para que tú no pasaras necesidad. No te lo preguntes tú tampoco y aunque no puedas evitar la pena que te produce la huida de tus parientes y amigos ante la terrible realidad de la vejez, la enfermedad o la auténtica necesidad recuerda que mientras ellos se ponen a salvo por vivir en realidad están muertos, mientras que tú estás ganando día a día y minuto a minuto la Vida Eterna.
No escuches a los que te aseguren que dicha Vida no existe, ni tampoco a quienes intentan condicionarla a torpes normas creadas por humanos: La norma suprema, la única Ley y la llave del Reino está en tu propio corazón y allí es dónde debes buscarla. Si tú quieres yo te ayudaré a encontrarla y cuando por fin la halles entonces verás y comprobarás por ti mismo todo aquello que yo intento decirte cuando te hablo del verdadero Amor. Mira: si es verdad que la Vida eterna no existe entonces también es verdad que no existe el Amor. Díselo así a los que intentan razonar sobre algo que está por encima de su razón y recuerdales con dulzura que el ser humano, además de tener razón, tiene también corazón. Pregúntales si la Naturaleza crea algo inútil y cuando te digan que no, sigue preguntando y sin respetos humanos diles esto:
- Entonces, si como decís en todo cuanto ha sido creado existe una utilidad, ¿cual es la que se deriva de tener un corazón que ama, que siente, que sufre, que disfruta y que se conmueve? Anda, amigo mío, ve y pregúntales eso a ver que te responden.
Refunfuñas y gimoteas ¿verdad? Si tú no lo reconoces no te preocupes que ya te lo dirán los demás, olvidando que si uno se queja es por algo. Quéjate y refunfuña, gimotea y hasta llora. Pero sigue, porque voy a decirte algo que no me gustaría que olvidaras: Aunque en toda tu vida no hicieras nada más que atender a tus padres enfermos; más aún, aunque la consumieras en buscar diversiones y placeres sin cuidarte para nada de los demás una vez que tus padres hayan sido llamados al Reino las puertas de éste permanecerán abiertas de par en par para ti, porque tu Amor y tu Paciencia las abrieron.
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