lunes, 3 de enero de 2011

YO TE AMÉ

- Si estuvieras en el mundo mágico de tus fantasias, quizá el amor primaría sobre todas las cosas, pero cuando estás en el mundo real, hay algo más que flores, dulces y muchos colores. La vida se rige en base a transacciones, el maldito dinero, las ilusiones, las dificultades y relaciones. Por lo mismo, cuando se habla de amor en el mundo real, de qué precisamente estan hablando. Cuando formas un vínculo con otra persona, no sólo importan los afectos, sino también las dinámicas, el compromiso, la seriedad y lo que estás dispuesto a ceder de tu persona. Entonces, al mezclar el amor y las relaciones, qué realmente deberías esperar, porque algunos creen que sería la mezcla perfecta, mientras otros creen que es una real estupidez. Al estar juntos, tuvimos nuestros momentos felices como salir, conversar, la confianza y la compañía, pero también vivimos nuestros momentos malos como peleas, las diferencias irreconciliables y la fuerte personalidad. Pero hay un conflicto que sigue dando vueltas, a pesar de haber terminado la relación, y es que hacer negocios con tu pareja, realmente te lleva a la miseria. Algunos dicen que mezclar a dos personas con un poco de amor, es un complemento perfecto, mientras que otros piensan que es una estupidez, pero lo que si es una estupidez es mezclar negocios con el placer, ya que es una mezcla que puede explotarte justo en el rostro. Y durante cinco años fuimos jugando un juego que poco a poco fuimos tomando en serio. Caminamos largos tramos, luego terminábamos, volvíamos a caminar, porque más que justo, lo sentíamos necesario. Aun ya pasado un mes de haber roto la relación, el vínculo seguía merodeando cerca. Creo que el haber pensado que podíamos ser amigos, ahora me pesa un poco, pero no porque no lo quiera, sino por lo difícil que es romper un vínculo para formar uno totalmente nuevo, y ahora yo me llego a preguntar, ¿será realmente posible? Todos miraron excepticos ante tal posibilidad, y es que lo normal es que una pareja una vez ya terminada su relación, se manden lejos, pero cuando se trata de nosotros, creo que debes pensar, qué es mejor: sacarlo totalmente de mi vida o mantenerlo, a pesar de los conflictos y los obstáculos que puedan existir. Al fin y al cabo, es nuestra relación, sea cual sea, de la que estamos hablando, y si creo que vale la pena mantenerlo en mi vida, entonces que así sea. Pero nuevos obstáculos surgen, sobre todo cuando tratamos de mantener una conversación, porque pareciera que él es el problema, cuando en realidad yo lo soy. Cuando terminas una relación, necesitas espacio y tiempo para curar las heridas, pero cómo hacerlo cuando estás viviendo con tu ex. Supongo que el estado de nuestra relación fácilmente pasa de “complicado” a casi imposible. Cuando dicen que tus seres queridos pueden ser tu sustento, creo que no están tan alejados de la realidad, porque de ser un sustento, ligeramente se van volviendo un soporte que te mantiene en equilibrio, a pesar de quitártelo en ciertas situaciones, pero como ya lo he dicho antes, no todo es perfecto. Desde que mi ex se fue a vivir junto a mí para formar una relación, hicimos una clase de pacto en la que nos apoyaríamos siempre, aunque este apoyo se nos fue de las manos, sobre todo cuando entraron en juego las cuentas de la casa. Cuando tratas de entablar un balance en tu vida, hay un par de cosas que siempre debes recordar hacer y no hacer. Si quieres llevar una relación relajada, entonces, aunque más lo quieras y necesites, no lo invites a vivir contigo, sobre todo si la relación no es lo suficientemente seria, es decir, hasta oir campanas de boda. Otra de las cosas que debes recordar hacer es reflexionar sobre lo seria que puede llegar a ser tu relación, y es que aunque lo tengas todo seguro, aun así puedes cambiar de opinión en el camino, y no ayuda en nada cuando vives con tu pareja. Y por último, algo que debes tener en cuenta, es que a menos que estés casado, jamás debes compartir bienes con tu pareja, sobre todo si no estás casado, porque es ahí cuando las cosas se complican al grado de que las cosas pueden volverse realmente feas. Sin embargo, por más que trates de mantener algunas normas, reglas, costumbres y tradiciones en tu relación, no es seguro que funcionara, porque la mezcla entre amor y relación esconde un truco bajo la manga, y es que realmente no importa que todo esté fríamente calculado, ya que los afectos se filtran rápidamente y parecen confundir los pactos que se hayan hecho con anterioridad. Puede que se hayan comprometido a estar juntos toda la vida, pero esto se rompe cuando dejas de amar a la otra persona. Ligeramente la promesa se rompe, y aunque consideren que no cumples tu promesa, algunas veces es mejor romperlas, antes de seguir haciéndole daño no sólo a él, sino también a ti mismo. Se juraron no hacerse daño, pero el nunca rápidamente tiñe las razones y por más que trates, es complicado no dañar a la otra persona, sobre todo cuando tus actos y los suyos llegan a afectar a ambos. Se juraron amor eterno, y puede que el amor sea eterno, pero cuando se mezcla con una relación, más la otra persona, es cuando lo eterno encuentra lo finito. Cuando estás con tu pareja, poco importan los pactos, los compromisos o los juramentos, porque en algún momento determinado, han de romperse, y es ahí cuando entra en juego el cuestionamiento, el pensar que quizá las cosas no eran tan solidas como uno pensó. Pero ni los juramentos ni las promesas fueron hechas para existir eternamente, porque al terminar una relación, también llegas a romper el vínculo que tenías con esa persona, y es hora de entablar nuevas reglas, normas y tradiciones. Hay que pensar que son dos mundos completamente distintos, en los que algunos se fusionan, otros simplemente se unen y otros luchan al unirse. Entonces cuando esto ocurre, tratas de ajustar las cosas para complementarse, luchas para adaptarte a las nuevas situaciones. Y cuando rompes, luchas aun más, porque es un vacio que has de llenar, aun cuando sus mundos habían logrado unirse y complementarse. Pero tiempo y distancia después, es hora de crear nuevas tradiciones y reglas en la vida, aunque puede que no sirvan de mucho cuando vives al máximo. A final de cuentas, no es posible mantener un pacto toda la eternidad, aunque el amor que profesabas decía ser eterno, pero llegas a la finitud cuando no puedes seguir manteniendo una relación con aquella persona que parece tan querida, pero los motivos y razones del rompimiento lo hacen casi imposible, y así caes en un abismo del que ni tu sabes cómo llegaste, mucho menos cómo salir. Aunque hay un pacto, un juramento que no necesariamente hice con el dedo meñique, y es que también está fundamentado con mis afectos, y es que por más que duela o sea complicado, dije que estaría a su lado, a pesar de las diferencias irreconciliables, de las peleas y de los negocios miserables que dificultan la relación. Pero también hay que tener presente que una relación debe romperse para dar sentido a una nueva. Supongo que ocurre lo mismo con el vínculo que guardamos en nuestro interior. Ahora no jurare no herirte, porque de seguro lo hare, ni mucho menos amarte hasta el resto de mis días, porque quizá no podrá ser posible, pero si prometo que no soltare tu mano, por ningún motivo, porque yo soy el hombre que te amó, y es ahí cuando la magia del amor completa su truco y dulcemente se hace eterno

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