Fotografía lo que amas con tu corazón
En todos los manuales de fotografía que te encuentras al  paso una recomendación que nunca falta es: fotografía lo que amas con tu  corazón. En mi caso lo que más amo en la vida son los perros, por ello  valla a donde valla, capturo con mi cámara a esas bolas de pelo y de  amor que deambulan las calles, desde Ushuaia en la Patagonia hasta el  mismo cabo de la vela en la Guajira colombiana, siempre encuentro una  disculpa para acercarme, robarles una fotografía a cambio de una caricia  y un pedazo de pan. Hoy les dejo con algunos perros suramericanos, que  me han acompañado en mis caminatas por este continente.
Es poco lo que diferencia a los humanos  de otros seres sensibles: todos sentimos dolor, todos sentimos alegría,  todos ansiamos profundamente estar vivos y vivir libres, y todos  compartimos este planeta.
 Me  gustan de todos los tamaños, colores, pelajes y hasta sabores. Me  gustan los callejeros y los de pedigri, los pulgosos y los no pulgosos,  los flacos, los gordos, los altos y los bajos, los tristes y los  alegres, definitivamente, me gustan más que la misma fotografía.
Me  gustan de todos los tamaños, colores, pelajes y hasta sabores. Me  gustan los callejeros y los de pedigri, los pulgosos y los no pulgosos,  los flacos, los gordos, los altos y los bajos, los tristes y los  alegres, definitivamente, me gustan más que la misma fotografía.Lo que más ha apreciado el ser humano en  el perro han sido su fidelidad y lealtad absolutas, desde el principio  de nuestra relación, en tiempos remotos los hombres han proporcionado al  perro comida y cobijo, a cambio, el perro ha vigilado su propiedad, le  ha acompañado en sus faenas diarias y le ha ofrecido un afecto  incondicional.
A lo largo del tiempo, esta devoción sin límites ha quedado plasmada  en diversas obras de arte y la misma literatura. En la antiguedad, la  narración más conocida sobre la lealtad canina aparece en la Odisea de  Homero.
Al aproximarse el climax de la epopeya,  Ulises regresa a su hogar, después de haber pasado varios años en la  guerra de Troya. Llega disfrazado de mendigo para comprobar la fidelidad  de su esposa y al entrar en su fortaleza, sus amigos y criados le  reciben desdeñosamente.
Sólo hay una criatura que lo  reconoce al instante: su fiel perro Argus. A pesar de haber sido  descuidado, de ser viejo y estar lleno de pulgas, el perro mueve la cola  alegremente cuando ve a su amo y a continuación expira.
La verdadera prueba moral de la  humanidad, la prueba fundamental (que está muy oculta a la vista),  reside en su actitud hacía aquellos que están a su merced: los animales.
Milan Kundera.
Escucha nuestra humilde oración, oh,  Dios, por nuestros amigos los animales, especialmente los que sufren,  por cualquier animal que sea cazado o esté perdido, abandonado, asustado  o hambriento, por todos los que matamos a diario para nuestro  beneficio. Para todos ellos rogamos compasión y piedad, y para quienes  tratan con ellos, pedimos un corazón compasivo, manos suaves y palabras  amables. Haznos verdaderos amigos de los animales, para así compartir  las bendiciones de los misericordiosos.
Albert Schweitzer.











 
 

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