Alcaloides: son sustancias  nitrogenadas- contienen una molécula de nitrógeno que pueden mostrarse  muy activas incluso a pequeñas dosis. Existen varios tipos de  alcaloides, algunos con una determinada toxicidad, por lo que es preciso  conocer las contraindicaciones de la planta en cada caso. Facilitan  diferentes funciones en nuestro organismo y muchas veces van asociados a  ácidos orgánicos y taninos. Los alcaloides son responsables de la  acción protectora que el boldo ejerce sobre el hígado, o de la acción  tonificante de la avena y el hidrastis
Glucósidos:  son componentes químicos muy activos. Para que actúen en nuestro  organismo es indispensable que sus moléculas sean descompuestas por la  acción de una enzima no azucarada llamada genina. Existen diferentes  tipos de glucósidos, con propiedades específicas
Antocianinas:  aportan la coloración azulada, morada o rojiza a flores y bayas.  Ejercen una acción antiinflamatoria, antiséptica y vaso protectora. Los  encontramos en el arándano, el rosal y la zarzamora.
Antraquinonas: ejercen  su acción sobre los intestinos con un efecto laxante y purgante  destacado. Son digestivas y equilibran las funciones del hígado y la  vesícula. Aloe, paciencia, sen y ruibarbo chino son especialmente ricas  en esta sustancia.
Glucósidos cardiacos: ejercen  una acción directa sobre el corazón, regulando el ritmo cardiaco y  aumentando la fuerza de las contracciones. Son ideales para personas con  problemas coronarios, pero deben administrarse bajo supervisión médica.  La digital es la planta clásica de este grupo.
Glucósidos cianogénicos:  en pequeñas dosis tienen un efecto sedante y antiespasmódico, pero en  dosis altas pueden ser tóxicos. Están presentes en el cerezo negro  americano y el sauco.
Flavonoides: su función más  destacada es la de reforzar la pared de los capilares, por lo que son  muy útiles para mantener una buena circulación sanguínea. Son  responsables de las propiedades antihemorrágicas, diuréticas y  antiinflamatorias de muchas plantas, como el espino blanco, la bolsa de  pastor, el abrótano hembra, el castaño de indias y el hisopo.
Saponinas: las  hay en dos tipos, tripenicas y esteroidales. Tienen un efecto  expectorante y diurético y se encuentran en muchas plantas como el  gordolobo, la polígala, la primavera, el regaliz y la saponaria.
Cumarinas:  hay de diversos tipos y son anticoagulantes, venotonicas,  antiespasmódicas y antibióticas. Se encuentran en plantas como la  bardana, el rusco, el castaño de indias, el viburno, el meliloto, el  hinojo y el apio.
Taninos: son producidos por la  mayoría de las plantas y se localizan en la corteza. Tienen un fuerte  efecto astringente y antihemorrágico, que favorecen la reducción de las  inflamaciones y la cicatrización de las heridas. En dosis pueden llegar a  impedir la absorción de las sales minerales, por lo que no deben  tomarse plantas ricas en taninos durante largos periodos. Nogal, roble,  castaño, bistorta, madroño, ulmaria, agrimonia y tormentila contienen  abundantes taninos.
Ácidos orgánicos: existen de  diferentes tipos como los ácidos oxálicos, los ácidos grasos poli  insaturados ( linoleico y gamma-linolenico, presentes en la onagra y la  borraja) y el ácido salicílico. Este último se destaca por su potente  poder analgésico y antiinflamatorio y está presente en plantas tan  diversas como el sauce blanco, el tomillo, la primavera, la mejorana, el  pensamiento y la pulmonaria
Principios amargos:  son sustancias diversas que tienen en común su intenso sabor amargo,  capaz de estimular la secreción de las glándulas salivares y regular las  funciones del sistema digestivo. Contienen estas sustancia el laurel,  el ajenjo y la genciana.
El amor por las plantas
El amor por las plantas va, por supuesto, mucho más allá de los usos que se puedan hacer de ellas como remedios curativos.
Conocer  las plantas y distinguir las distintas especies en nuestros paseos por  el campo es una buena manera de penetrar en los secretos fascinantes que  nos tiene reservado la Naturaleza y que escapan a una mirada  superficial, que no atiende a los matices. El paisaje vegetal, muy lejos  de ser uniforme y aburrido, cambia sin cesar a lo largo no sólo de las  estaciones, sino de los meses e incluso de las semanas. Árboles y  arbustos están siempre, pero la mayoría no dejan de mudar su aspecto.  Las plantas herbáceas, por su parte, siguen un ciclo vital distinto si  son anuales, bienales o perennes (con numerosas excepciones en cada  caso), pero en algún momento del año avisan de su bella presencia al  florecer, y acabaran culminando su función como seres vivos  posibilitando la dispersión de sus semillas.
Por poco que nos  fijemos, comprobaremos que el paisaje no será el mismo en febrero,  cuando empiezan a florecer los cerezos y los almendros, que un mes  después, cuando los campos se inunden de amapolas y fumarías, y los  bosques y matorrales mediterráneos se vean bordeados de las matas  floridas de las jaras y los brezos. Las borrajas, las collejas, la bolsa  de pastor y las perpetuas de nuestros paseos de abril y mayo, se verán  sustituidas por milenramas, hinojos y malvaviscos cuando entremos ya en  el verano, o por zanahorias silvestres, oréganos, achicorias, artemisas y  conizas cuando esté ya muy avanzado. Y en otoño aún serán muchas las  plantas que nos llamaran la atención, sea con la oferta de sus frutos, o  con su floración prologada o tardía, como es el caso de la aromática  ajedrea, del cólquico, de la ubicación olivarda, del caliento o del  narciso de otoño. Tampoco serán las mismas las plantas con las que nos  tropecemos en las estepas, en los bosques, en las dunas y en las  montañas. En cada hábitat nos sorprenderán las formas y colores más  diversos. Conocer la naturaleza es amarla y si la amamos contribuiremos a  protegerla.
Este diccionario de Barcelona, pretende ser un  homenaje a esas personas que hacen de las plantas una forma de vida,  desde los estudiosos y científicos a los aficionados que salen cada fin  de semana a observarlas, a los que las recrean en sus dibujos y sus  fotografías, pero muy especialmente a los herbolarios de ahora y de  siempre, que han sabido trasmitirnos la confianza en sus múltiples  aplicaciones reparadoras. 
 
 

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