sábado, 15 de mayo de 2010

POR AMOR AL ARTE

A Lucía de la Puente el destino la eligió para ser galerista. Ese era su camino antes de que ella misma lo supiera. El arte estuvo presente en su vida desde que era muy pequeña. Su madre, Clotilde Wiese de De la Puente, mujer sensible, apreciaba el arte y era una dedicada coleccionista, como sigue siéndolo hasta hoy. Contaba entre sus amistades a pintores, escultores, críticos, personajes que rodearon la infancia y adolescencia de Lucía. Los recorridos por los grandes museos del mundo profundizaron su pasión por la cultura. Su hermana mayor, Clo, terminó dedicándose a la pintura. Y la propia Lucía durante ocho años hizo escultura en el Taller de Cristina Gálvez, junto a Margarita Checa.
Crítico amigo
El crítico Carlos Rodríguez Saavedra era un buen amigo de la familia y compartían con él muchos almuerzos dominicales, lo que llevó a Lucía a asistir como alumna libre a las clases que dictaba en la Universidad Católica. A él fue a quien le comentó años más tarde su idea de abrir una galería de arte. Rodríguez Saavedra la animó pero le advirtió: “es muy difícil, yo apenas he podido resistir seis años”.
Adelante
Lucía no se amedrentó. Con formación en administración de empresas ya había trabajado en el banco de su familia y en un negocio propio. Poseedora de una interesante red de relaciones profesionales y amiga de varios artistas plásticos, había venido promoviendo los trabajos de estos de manera espontánea. Esta experiencia la llevó a plantearse la idea de continuar esa labor profesionalmente y así fue. Para ella sigue siendo central la conexión, el diálogo y la amistad con los artistas.
Sueño realizado
Al principio alquiló una habitación en una espaciosa casona en el tradicional distrito de Barranco. Luego otra y otra más, hasta que se dio cuenta de que había llegado el tiempo del local propio. Ubicó una preciosa y añeja casona en la avenida Sáenz Peña 206 —donde opera desde hace ocho años—; con el arquitecto David Mutal se abocó a hacer realidad su sueño. Un sueño que hoy ha cumplido quince años.
Juventud creativa
Lucía de la Puente comenta que hoy son los jóvenes los más interesados por el arte. A su galería barranquina llegan chicos y chicas de diferentes colegios y jóvenes vecinos de este distrito.
Declara que ella nunca le ha puesto límites a los artistas que exponen en su local. “Si me interesa el trabajo de un artista, dejo que este proponga”.
Muchas veces sugiere el montaje, pero a veces ni eso, porque los artistas tienen sus propias ideas. “Si yo no respetase a un artista, no podría trabajar con él”, explica.
UNA LUCÍA PERSONAL
¿Cuántas obras de arte tienes en casa?
Más de las que mis paredes pueden aceptar (risas).
¿Sueles cambiar mucho los cuadros que tienes colgados?
No mucho. Hay cuadros que nunca cambiaría, pero hay otros que evolucionaron. Pero a todos les guardo un gran cariño por lo que han significado en mi vida.
Por el enorme prestigio de tu galería, ¿crees que intimidas a los artistas jóvenes?
Espero no intimidarlos. Sé que tengo un espacio bastante requerido, pero tengo un calendario absolutamente copado. Aunque siempre me hago un espacio para artistas nuevos. Pero unos se quedan y otros se van.
¿Hay algún pedido extraño que hayas recibido de algún cliente?
En el Perú ya no hay nada insólito, pero si hay algo así, bienvenido, porque me gustan las cosas que me sorprendan. Pero cada vez hay menos cosas que lo logran (risas)

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