Cuando hay odio por amor se envenena y mata la razón, se sufre, duele y no deja crecer.
Ciega, no se puede avanzar más allá de nuestros pasos.
En cambio cuando hay amor este se manifiesta en un bello sentimiento, la vida se vive distinta.
Se tiene un pensamiento positivo, todo tiene brillo y color.
Tenemos ganas de proyectar, de realizar sueños, de abrazar, de escuchar.
Reímos mas, hay esperanzas, ilusiones.
El amor nos hace existir, nos contagia de entusiasmo, se abren las puertas a un futuro mejor.
Es bella la vida, encantadoras las palabras, momentos de disfrute y de placer.
Las dos están formadas por cuatro letras pero que gran diferencia encierran.
Una encerrada, oculta, gris y triste sin ánimo a salir, a mirar, a desplegar alas para volar.
La otra calida, abierta con ojos soñadores y brazos extendidos, una lucha continua por ceder, desarrollarse, de cruzar fronteras de nacer cada instante.
Maduremos dentro de nosotros, convirtamos si tenemos en algún rincón odio por amor, un cambio de carátula a esa interpretación.
Emociones encontradas, que nada consiguen, que nada avanza.
No hay superación, consume y engaña.
Amémonos como nunca lo hicimos entrega absoluta, sin condicionamientos.
Un avance fuerte y potente, un crecimiento de corazón y mente.
Amémonos como nunca sin resentimientos, sin memoria, abandonos de sufrimientos, de pesadillas.
Solo reservemos abrazos, caricias, besos, palabras, colores y brillos del alma.
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