lunes, 22 de abril de 2013

PALABRA DE DIOS

Amarás a Dios por sobre todas las cosas”

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No es posible amar lo que no se conoce.
Creo conveniente conocer a Dios para amarlo Realmente, de lo contrario estaríamos amando únicamente nuestra propia idea de Dios, que es un buen principio pero limitado.
Considero que no debemos quedarnos en el dogma o creencia ciega. Es mejor ir a la evidencia científica. .·.

¿Cómo conocerlo?

Es bueno apreciar su presencia, su inteligencia suprema en toda la creación: en el aroma de las flores, en la brisa del mar, en el fondo infinito del cielo estrellado, en el canto de las aves, en una madre amamantando a su hijo… pero no basta; la creación no es el Creador.
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Se hace necesario profundizar en sí mismos ya que se encuentra también ahí.    Para ello, lo mejor es la meditación, acallar la mente para que surja de entre la voz del silencio, la voz de El / Ella, nuestro Padre / Madre, eso que llamamos Dios.
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Lo podremos lograr viviendo el Poder del Ahora de instante en instante. En el siguiente enlace está un libro que te enseña cómo:
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¿Y si no obedezco este mandamiento?

La mayoría no lo hace. Y es que nuestra mente tiene esa característica de hacer siempre lo prohibido y desatender las leyes divinas, a diferencia del corazón que siempre obedece a Dios de forma natural y espontanea porque percibe que le conviene.
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Una de las características de la mente, así como la tenemos educada hoy en día, es hacer todo lo contrario de lo que le conviene a nuestra alma (la esencia o chispa divina que en realidad somos en lo más profundo de nosotros).
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Antes que los llamados “10 mandamientos de la Ley de Dios”, hay una única Ley que dice:   “Haz lo que quieras.   Pero ten en cuenta que de todos tus actos has de dar cuenta”    Es decir, que cada quien es libre de elegir qué pensar, qué sentir y cómo actuar en la vida, pero sujeto a las consecuencias que esto genere, de lo contrario el Universo sería injusto.
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El que siembra algunas semillas de frijol, cosechará frijoles en abundancia;   el que siembra tan sólo unas pocas semillas de manzana cosecha cientos de manzanas por años;   lo mismo es en todo:    el que siembra odios cosecha tempestades  y el que siembra amor se llena de dicha y gozos profundos.
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Quien desea y lucha por conseguir y/o conocer “cosas” olvidándose de Dios sólo puede encontrarse con un profundo vacío interior aunque llegase a ser dueño del mundo, porque entonces, tristemente descubre que no sabe para qué quiere tanto.    Jesús de Nazareth, el gran rabí de Galilea, nos dice: “¿De qué le serviría a alguien ganar el mundo si perdiera su alma?
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Por el contrario:   quien busca, encuentra, conoce y ama al Ser -que creó y sigue creando todo cuanto existe-  se siente lleno de un gozo profundo porque conoce y reconoce el objetivo de todas y cada una de las cosas creadas, incluyéndose él mismo.    Es decir: felizmente sabe en Verdad quién es y para qué fue creado. .
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“No dejeis de buscar ni de día ni de noche,
hasta encontrar los misterios de la Luz”

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