Ante el aumento de las separaciones a los pocos años de
matrimonio, hay quienes señalan que el error se comete en el momento de
la elección. Sin embargo, elegir pareja no es un hecho puntual, sino
una decisión que se toma todos los días.
Aunque muchos lo quisieran, no hay forma de “asegurar” un matrimonio.
Se pueden tomar las máximas “precauciones” posibles, en el sentido de
prepararse a conciencia y analizar objetivamente la relación, pero la
vida es compleja y sufre tantos cambios que, si no se le pone
“espíritu”, difícilmente va a llegar a puerto.
Muchos especialistas coinciden en que lo que se le ha puesto es
justamente lo contrario: demasiada “cabeza”. “Veo que los jóvenes
racionalizan demasiado la relación”, dice Sandra Navarrete, psicóloga de
la Clínica Santa María. “Cuando se casan, lo hacen esperando tener
muchas cosas resueltas… les falta ponerle afecto, que es la esencia del
amor, eso que los hizo unirse al otro”.
Sin embargo, hay quienes ven en esta actitud algo positivo. Alejandra
Buzeta trabaja hace casi diez años como facilitadora de Foccus, un
programa norteamericano destinado a ayudar en la preparación de los
novios: “De alguna manera, los jóvenes hoy le toman más el peso al
matrimonio”, comenta. “Hay una búsqueda más pausada, consciente, se
hacen preguntas sobre la familia del otro, la plata, los suegros… Son
todos temazos que quizás uno antes ni siquiera se planteaba y tenía que
resolver sobre la marcha.
Pero en el contexto actual, en que está mucho más exacerbada la idea
de que la felicidad es la comodidad, lo que me hace sentir bien y no lo
que me exige, es importante que se lo cuestionen y vean hasta qué punto
están dispuestos a hacerse cargo de su decisión y no van a rehuir de
ella ante el primer problema”.
No deja de tener razón, ya que en los últimos años las separaciones “precoces” han aumentado. En Chile, siguiendo la tendencia mundial, éstas subieron un 40% entre 1998 y 2007.
No deja de tener razón, ya que en los últimos años las separaciones “precoces” han aumentado. En Chile, siguiendo la tendencia mundial, éstas subieron un 40% entre 1998 y 2007.
Es sano que los novios conversen sobre el futuro, pero no deben olvidar que ningún matrimonio funciona si no está la voluntad de quererse.
¿Cómo estamos eligiendo?
La primera pregunta que uno podría hacerse para responder ante el alza en las separaciones es si los jóvenes estarán eligiendo bien. Lo cierto es que “la forma de elegir pareja ha sido siempre la misma”, explica la Doctora en Psicología y académica de la Universidad del Desarrollo, María Elisa Molina. “La mala elección no está en el otro, sino en uno mismo.
La primera pregunta que uno podría hacerse para responder ante el alza en las separaciones es si los jóvenes estarán eligiendo bien. Lo cierto es que “la forma de elegir pareja ha sido siempre la misma”, explica la Doctora en Psicología y académica de la Universidad del Desarrollo, María Elisa Molina. “La mala elección no está en el otro, sino en uno mismo.
Si elegiste para diferenciarte de la familia de origen, o para ser
protegida y tener estabilidad, o para no quedarte sola, es porque en
realidad no estás eligiendo a otro por ser quien es, sino por lo que te
significa”. En otras palabras, no es que se haya elegido a la persona
equivocada, sino que lo que motiva la elección no es el amor. Y ahí es
donde se origina el primer error: no entender que el matrimonio es un
compromiso que implica la firme voluntad de quererse a pesar de las
circunstancias.
La psicóloga agrega que la elección de con quién se va a pasar el
resto de la vida es el primer gran cambio de vinculación que hace una
persona: “De la fuerte relación con los padres se pasa a establecer un
vínculo con otro, un compromiso exclusivo con otro”. Sin embargo, y a
diferencia de lo que se tiende a pensar, la elección no es un acto
puntual o concreto, sino más bien una decisión permanente: “Vivir en
pareja es ir eligiendo al otro constantemente, porque las personas van
cambiando y las relaciones se van complejizando. Pero ahí está la
gracia, en tener una apertura a lo incierto y seguir diciendo ‘sí’ a
pesar de las circunstancias”.
Entonces, al parecer, más que elegir bien o mal, lo que ha cambiado
es el ambiente que rodea a la elección. “Se ha producido un cambio de
expectativas”, dice Alejandra Buzeta. “Los medios de comunicación y la
publicidad influyen mucho en la visión que se tiene del matrimonio, en
el sentido de que te hacen creer que uno merece la felicidad y no tiene
porqué estar llevando una vida que no te hace feliz. Te meten a fuego
esto de que la vida es placentera, y tiene que serlo, y si no lo es,
algo está mal, algo hay que cambiar. Entonces, si el matrimonio no está
haciéndome feliz, mejor lo cambio”.
Al momento de decidir…
Con miras a la vida en común es que los especialistas sugieren que los novios miren con detención su relación. Quizás el punto de partida es analizar su presente. “Obviamente es bueno y deseable tener proyectos y pensar en el futuro, pero antes que eso es fundamental tener razones para disfrutar el hoy.
Si no se tiene un presente rico, satisfactorio, y en cambio se está siempre pensando en que después va a ser mejor… que cuando tengamos plata, no vamos a tener problemas; que cuando vivamos solos, nadie se va a meter en nuestra relación… Si no hay experiencias suficientes de plenitud en la relación actual, éstas de ninguna manera van a llegar después”, dice María Elisa Molina.
Otro aspecto fundamental es el conocimiento que se tenga de uno mismo y del otro. “Identificar los propios puntos fuertes y débiles, así como también los del otro, para saber qué podemos y no podemos esperar de él”, agrega la psicóloga. Al mismo tiempo, preguntarse por la identidad de un “nosotros”. “En el momento en que se opta por un compromiso más serio es porque hay algo más allá de cada miembro de la pareja. Desde esa perspectiva es que cobra sentido el cuestionamiento acerca de lo que ambos pueden construir”. Se trata, finalmente, de ver cuál es el sentido que tiene la relación.
“Al principio muchos novios tienen problemas para dividirse las tareas de la casa, pero no se trata de decir tú haces esto y yo lo otro, y ya está, sino de pensar qué estamos construyendo al hacer cada cosa”, explica.
Por otra parte, resulta importante haber hablado temas como la crianza de los hijos, el rol que cada uno cumple en la pareja y la forma de ver la vida. Conversar, encontrarse, resolver temas que no se hayan resuelto hasta ese momento, y que van desde cómo se van a organizar para la Navidad y Año Nuevo a cuáles serán las directrices con las cuales educarán a sus hijos. Ahí cobra especial valor la comunicación.
“Es un tema que debiera trabajarse harto porque sigue siendo un área débil. El programa Foccus es justamente una invitación a conversar, a que se cuenten qué esperan el uno del otro, a qué aspiran, etc. Si no lo hacen, genera roces. Y por eso la comunicación es tan importante, porque no basta hablar esto una vez, sino que estar haciéndolo permanentemente, porque van apareciendo nuevos elementos, expectativas, sueños, a los cuales hay que adecuarse”, dice Alejandra Buzeta.
Un nuevo mundo
También es el momento para reestructurar la relación: “En muchos jóvenes es un tema la relación con los amigos. Como se casan más tarde, ya llevan años de carrete, entonces es un problema compatibilizar la vida en pareja con las relaciones con los amigos”, agrega Alejandra Buzeta.
También es el momento para reestructurar la relación: “En muchos jóvenes es un tema la relación con los amigos. Como se casan más tarde, ya llevan años de carrete, entonces es un problema compatibilizar la vida en pareja con las relaciones con los amigos”, agrega Alejandra Buzeta.
María Elisa Molina coincide: “El mundo social está teniendo una
relevancia que antes no tenía. Antes era sólo la familia de origen la
que intervenía, pero hoy tienen tanta o más influencia los amigos y los
espacios que se les entregan a ellos”.
Un área que no se debiera menospreciar, ya que, finalmente, lo que
está en juego es la intimidad del matrimonio. “La actividad social es
inmensa. Los jóvenes prácticamente todos los días tienen algo que hacer,
y en ese sentido es que debieran conversar cómo van a enfrentar el
tema, porque lo primero que se ve afectado es el espacio para la
pareja”, agrega la psicóloga.
De ahí se desglosan una serie de otros aspectos, como la sexualidad.
“Muchos jóvenes creen que por el sólo hecho de vivir juntos ésta está
asegurada, pero no es así… hay que cuidar la intimidad, hay que tener a
la pareja en la agenda”.
Es como estar dispuestos a recuperar la etapa del enamoramiento, en
que se le da a la pareja un espacio privilegiado. “En ese momento uno no
cree que ese espacio se vaya a perder, pero la vida lleva a eso”,
señala María Elisa Molina. “Y a eso es lo que se refiere el término
‘regar la plantita’, en tener espacios exclusivos para los dos”.
Lo más importante es tener claridad que el matrimonio a la segura es imposible. “De ahí que sea tan importante trabajar estos temas”, opina Alejandra Buzeta. “Los problemas los vas a tener igual; el que te prepares bien no te los va a evitar, pero sí te va a permitir enfrentarlos con mayor realismo y más herramientas. En el fondo, cuando lleguen problemas vas a contar con que son parte de la vida matrimonial, y que no porque los tengas significa que estás en crisis y te tengas que separar, sino simplemente que así es el matrimonio y así es la vida”. HF
Lo más importante es tener claridad que el matrimonio a la segura es imposible. “De ahí que sea tan importante trabajar estos temas”, opina Alejandra Buzeta. “Los problemas los vas a tener igual; el que te prepares bien no te los va a evitar, pero sí te va a permitir enfrentarlos con mayor realismo y más herramientas. En el fondo, cuando lleguen problemas vas a contar con que son parte de la vida matrimonial, y que no porque los tengas significa que estás en crisis y te tengas que separar, sino simplemente que así es el matrimonio y así es la vida”. HF
Un mito sobre el matrimonio
“Cuando nos casemos va a cambiar”. Dicen que las mujeres se casan esperando que el marido cambie -y éste nunca cambia-, mientras los hombres lo hacen rogando porque su esposa no cambie -y ésta sí que cambia-.
Ambos enfrentan de distinta manera el matrimonio, y por eso resulta tan importante que, previo a, conversen sobre las expectativas del uno sobre el otro. “La mujer tiene un pensamiento mágico”, explica la psicóloga Sandra Navarrete. “Siempre está en su anhelo el que todo puede ser mejor, está centrada en lo que le falta, no en lo que ya tiene, y cree además que ella tiene el poder de ‘cambiar’ al otro.
Por su parte, el hombre es más simple, se contenta y valora lo que tiene”. Ninguno de los dos extremos es sano: las personas pueden cambiar, pero en general mantienen su esencia.
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