-  Serenidad es calma interior, sosiego, estabilidad de ánimo. Dominio de si mismo. La serenidad proporciona una fuerte energía vital.
-  La serenidad no es apatía, impasibilidad o dejadez.
-  La persona serena huye del activismo, es decir del afán de hacer mucho, pero sin dirección ni sentido. Tampoco se deja llevar por la precipitación y los impulsos. Actúa después de pensar.
-  La serenidad va de la mano de la ponderación y de la objetividad. No hace tragedia de pequeños sucesos negativos. No dramatiza. Mira los sucesos con realismo, con ánimo positivo.
-  La persona serena conserva la calma sin desesperarse ni desanimarse: Enfrenta los problemas uno a uno, estudiando a fondo cada asunto y tomando alguna decisión. Después actúa con `prontitud; de esta forma van desapareciendo los problemas.
-  Conviene dominar los sentimientos, lo cual supone encauzarlos y expresarlos debidamente. Cuando no es así, perdemos el control de las decisiones y de las acciones.
-  La ira y el rencor desestabilizan el corazón y producen amargura. Si no se corta a tiempo aparecerá el odio, pasión que daña al ser humano.
-  Dame Señor la dicha y yo me encargaré de ser ecuánime, decía Tagore. Alegría interior, serenidad y ecuanimidad suelen ir unidas.
-  Serenidad para reprender. Serenidad al tomar decisiones complejas. Serenidad ante la injusticia. Serenidad, especialmente, en momentos difíciles.
-  En últimas, la serenidad proviene de confiar en Dios, que nunca abandona a quien confía en Él.
lunes, 20 de junio de 2011
SERENIDAD
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