jueves, 16 de junio de 2011

COSAS PARA PENSAR



Cuentan que un cazador excavó un gran hueco en la montaña e instaló una trampa para capturar animales. Estaba hecha de tal modo que éstos quedaban atrapados apenas sus patas chocaban con los alambres de la entrada.

Cierto día un tigre cayó en ella. El animal se agitó y se sacudió, pero no lograba soltarse porque tenía muy enredada una de sus garras entre los alambres. Entonces entendió que tendría que perderla si quería escapar.

Y así fue: haló con todas sus fuerzas hasta que, con un terrible dolor, perdió una de sus garras pero salvó la vida.

Todo lo contrario de lo que hacen tantos que por lo accesorio sacrifican lo importante. Y al final terminan perdiendo la vida... y las garras.

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