Encontré una de esas historias de mariposas revoloteando las entrañas, una historia para hacer muecas al pasado, para seguir confiando en la naturaleza y condición humana. Esta es la historia de una pareja china que se entregó de por vida al amor prohibido dejando huellas perennes de su cariño.
La historia se remonta a hace más de medio siglo cuando Liu Guojiang que tenía 19 años de edad, se enamoró de una mujer de 29, madre y viuda llamada Xu Chaoqing. En ese momento, era inaceptable e inmoral para un hombre joven y chino amar y convivir con una mujer mayor y con hijos. Para evitar el mercadeo de chismes y curiosidades, la pareja decidió irse a vivir a una inaccesible cueva en Chongqing, suroeste de China.
Perdida entre las montañas, y a salvo de críticas de familiares, amigos y vecinos por las diferencias de edades y las condiciones de sus respectivas vidas, la pareja padecía las condenas a su amor y Liu, en un heroico acto decidió construir un refugio muy artesanal para ambos alejados del caldo de reproches.
En un principio, no tenían nada, ni electricidad o incluso nada que llevarse a la boca excepto sus propios labios. Tenían que comer hierba y las raíces que encontraban en la montaña, y Liu fabricó artesanalmente una lámpara de queroseno ( traído de la ciudad ) que utilizaron para aligerar sus sombras.
La vida fue muy dura y Xu sintió que había atado Liu y le preguntó en varias ocasiones, “¿te arrepientes?” a lo que Liu siempre respondió, “Siempre y cuando seamos positivos, la vida va a mejorar”.
El camino hasta su recóndito hogar era muy complicado, paraje virgen y escarpados riscos conducían a una pequeña cueva donde firmaron sus mejores años. Al principio y debido a la dificultad, era sólo Liu el que bajaba de vez en cuando para casos de necesidad extrema relegando a Xu a la soledad de 2 intensas jornadas cuando marchaba su marido del hogar.
El “detalle” que Liu dedicó a su amada se fraguó a partir del segundo año, y durante más de 50. Liu decidió tallar, poco a poco y con sus propias manos los escalones necesarios para salvar los 1550 metros de desnivel de la montaña y así facilitar la bajada de su mujer.
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En 2006, su historia se convirtió en la mejor historia de amor de China (premio de una importante publicación). El gobierno local decidió preservar la “escalera del amor” y el lugar donde vivió la pareja como un museo, para que esta historia de amor pueda ser recordada para siempre.
El premio por la historia fue recibido por uno de los hijos del los “modernos” Romeo y Julieta, Liu Mingsheng, quien acudió a la ceremonia con una pequeña y curiosa lámpara de queroseno hecha con un frasco de tinta por su propio padre. Liu hijo explicó que las lámparas caseras de queroseno han sido la única manera en la que sus padres han “iluminado” su amor refugiados en la montaña, y explicó que éstos no estuvieron presentes en la ceremonia de premiación debido a su avanzada edad.
“Mis padres han vivido recluidos por más de 50 años por el amor que se tienen. No tienen electricidad y mi padre hacía lámparas de queroseno para iluminar nuestras vidas”, dijo el hijo de los apasionados amantes de Chongqing.
Alejados del mundo y la civilización, Liu y Xu formaron su propia familia y tuvieron hijos y como en los cuentos de hadas, vivieron felices desde entonces en su original refugio, en el que permanecen juntos a pesar de su avanzada edad hasta principios de este año , cuando Liu murió en brazos de su mujer amada, en su hogar de siempre…después de una jornada de labores en el campo.
Un pequeño documental (en chino) de una televisión local resume muy gráficamente y a manos de sus hijos la verdadera historia de Liu y Xu, con un paseo por su “escalera del amor” y el hogar que lo fue durante más de 50 años.
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