Una de las mejores maneras de inculcar en los niños el amor por la  naturaleza es hacerles partícipes de los cuidados del jardín. Se les  debe enseñar desde pequeños a proteger el medio ambiente y a conocer el  bienestar que proporciona su cuidado y respeto.
Asigna al niño una planta para que se encargue de su cuidado.  Preparar una maceta y sembrar en ella una semilla, enséñale a que la  riegue cada día y verás con qué ilusión espera el nacimiento de la  plantita. Seguir juntos la evolución de la planta: tocar la tierra para  comprobar que esté húmeda, cambiar a un recipiente mayor cuando sea  necesario, etc.
Por experiencia propia te aconsejo que pruebes a sembrar girasoles, tardan poco en germinar y crecen rápidamente. A mi hijo de 5 años le encanta salir cada tarde al jardín y ver como crece su girasol. De todos modos, salvo que sen tóxicas o tengan espinas con las que se pueda lastimar, cualquier planta servirá.
Cuidar una planta es un juego más para el niño que a la vez  desarrolla su sentido de la responsabilidad y le hace experimentar lo  que es tener un ser vivo a su cargo.
 
 

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