Nuestro mercado local de libros es reducido. En las grandes tiendas los precios son estratosféricos y además no siempre se encuentra lo buscado. Por eso hay que tratar de aprovechar ofertas alternativas y comprar en los pequeños stands ambulatorios, librerías de viejo y locales informales, ubicados sobretodo en el centro de la ciudad. He buscado hasta el cansancio en google algún comentario sobre tips o consejos sobre cómo comprar libros, pero solo hay de libros electrónicos o de comprar por Internet y no de compras a la antigua, como si ya nadie comprara al estilo old school. Ni siquiera, una parodia al respecto.
Así que ahí va la mía:
Guía de supervivencia local para comprar libros
1. Investiga. Antes de mandarte de cacería, averigua todo lo que puedas sobre tu víctima. Editorial, año, ciudad, número de páginas, color de la tapa, etc. Así te será más fácil encontrarlo sin tener que preguntar y será más difícil que te estafen. Y, gracias a Internet, puedes entrar a los catálogos de las librerías y ver el precio, así sabes cuánto es lo que no tienes que pagar. A partir de ahí hay que pensar en conseguirlo más barato.
2. La apariencia es importante. No vayas como piraña, van a pensar que entras a robarte algo, ni tampoco vayas con nada que llame mucho la atención, hay que pasar desapercibido. Anda con ropa limpia (aunque se vaya a ensuciar) y bien cuidada. Lentes de carey y morral son recomendables accesorios. Quizás hasta te confunden con otro que sí es un buen comprador (varios usan lentes de carey y morral).Y si además te ven cargando bolsas con libros, pensarán que eres un comprador compulsivo y te van a adorar. Claro, puedes llevar algunos libros viejos de tu casa en una bolsa como para confundir al rival.
3. Anda en el momento adecuado. Lo mejor es ir en la noche, un poco antes del cierre (la gente va menos). Los vendedores ya están cansados, quieren irse, pero normalmente quieren terminar vendiendo algo para acabar el día. Y no dudan en hacer una rebaja para ello. El mejor momento del año para comprar es el verano, sobretodo enero-febrero cuando todo el mundo está en la playa y las librerías están vacías. Además en las primeras semanas de enero, después de la resaca del año nuevo, todo el mundo para misio. Van a esforzarse para que te lleves sus libros. Otro buen momento es durante las ferias de libros grandes. En esa época, las librerías de viejo parecen pueblos fantasmas.
4. Invierte tu tiempo. Ir con prisa puede ser fatal. Busca bien. Súdala. Camina. Compara. Persevera. No te confíes pensando “nah, en esa tienda que se cae a pedazos no creo que lo encuentre”. En el hueco menos pensado está lo que buscas. A veces hay que tragar polvo y ensuciarse las manos. Y darse vueltas y más vueltas.
5. Evita hacer preguntas. Sé sutil. Hay que evitar preguntar directamente por un libro. Te acercas al puesto, tranquilo, mirando distraído, sin apuro, paseando la mirada por los volúmenes despreocupadamente. Nada de emocionarse ni celebrar, si encuentras el libro que llevabas buscando años.
6. Evita responder preguntas. “Amigo, ¿qué estás buscando?” o “Lo ayudo en algo” son clásicas. Hay que ser educado, pero sin dar pie a mucha conversa. A veces lo mejor es responder solo con una sonrisa. Lo importante es no dar muchas muestras de interés (ver punto 5). Algunos libreros son particularmente habladores. Y pueden marearte y hacer que te termines llevando algo que en realidad ni querías. Cuidado con ellos.
7. Si vas a preguntar, no lo hagas directamente. Cuando uno encuentra algo que le interesa, a veces lo mejor es preguntar por otro libro que esté cerca. Te dirán el precio. Déjalo con desinterés. Pregunta por otro. Te dirán el precio. Vuélvelo a dejar con desinterés (repetir estos pasos al gusto). Hay que cansar al vendedor y marearlo un poco. Temerá que te vayas sin que nada te guste. Ahí pregunta por el que te gusta. Es muy probable que, para que te vayas comprando algo, esté más dispuesto a hacerte una rebaja. Hay que “frustrarlo”.
8. Encuéntrale peros. Cuando te lo muestre, decirle que la letra está muy chica, que la tapa está desgastada, o que el lomo está maltratado, si se trata de un libro usado, claro. Si se dice de buena manera y que parezca natural, es probable que tenga como colofón la frase “te lo dejo a X para que te lo lleves”.
9. En caso de emergencia, usa refuerzos. Si bien ir a comprar solo parece lo más cómodo, lo bueno de ir a comprar con otra persona es que puede ser un argumento extra a tu favor. Si el vendedor, ante tus dudas fingidas, te insiste con el precio o con que es una obra maestra, un acompañante bien entrenado puede bajárselo diciendo “No te lo compres, va a salir una nueva edición”, “Lo leí y es aburridísimo” o cosas por el estilo. ¿Y si estás solo? Agarra tu móvil y haz la “llamada fantasma”: “Aló, Hola X. ¿qué tal?... Acá, viendo libros … acabo de encontrar el último de X … ¿Qué lo están rematando en dónde? Asuu, que buen dato, gracias… Claro, claro, voy para allá”. No pierdes nada intentando, jaja.
10. La parte del dinero. Ya para finiquitar, siempre se puede meter una última dosis de pressing, por si acaso. 32 soles se pueden convertir en 30 o 29 en 27. “Y si me llevo los dos a cuanto lo dejas”, “Mmmm, creo que no me alcanza” o un simple gesto de escepticismo o duda pueden concluir en una redondeada de precio.
11. Trata bien al vendedor. Para cerrar, agradécele cortésmente. Piensa que es muy probable que regreses. Nunca le digas que sus precios son un robo (aunque sea la verdad). Y tampoco hagas preguntas cojudas como “¿Dónde consigue los libros tan baratos?”. Lo mejor que le puedes decir es que te gusta mucho su tienda y que vas a volver (aunque sea mentira). Ser librero puede ser un oficio difícil. Si no te gustan los libros, te aburrirás en medio de ellos. Y si te gustan, es aún peor porque a veces se sufre con cada uno que te abandone. A veces creo que lo mejor es no comprarlos, ni venderlos, solo leerlos. Eso sí, siempre.
Así que ahí va la mía:
Guía de supervivencia local para comprar libros
1. Investiga. Antes de mandarte de cacería, averigua todo lo que puedas sobre tu víctima. Editorial, año, ciudad, número de páginas, color de la tapa, etc. Así te será más fácil encontrarlo sin tener que preguntar y será más difícil que te estafen. Y, gracias a Internet, puedes entrar a los catálogos de las librerías y ver el precio, así sabes cuánto es lo que no tienes que pagar. A partir de ahí hay que pensar en conseguirlo más barato.
2. La apariencia es importante. No vayas como piraña, van a pensar que entras a robarte algo, ni tampoco vayas con nada que llame mucho la atención, hay que pasar desapercibido. Anda con ropa limpia (aunque se vaya a ensuciar) y bien cuidada. Lentes de carey y morral son recomendables accesorios. Quizás hasta te confunden con otro que sí es un buen comprador (varios usan lentes de carey y morral).Y si además te ven cargando bolsas con libros, pensarán que eres un comprador compulsivo y te van a adorar. Claro, puedes llevar algunos libros viejos de tu casa en una bolsa como para confundir al rival.
3. Anda en el momento adecuado. Lo mejor es ir en la noche, un poco antes del cierre (la gente va menos). Los vendedores ya están cansados, quieren irse, pero normalmente quieren terminar vendiendo algo para acabar el día. Y no dudan en hacer una rebaja para ello. El mejor momento del año para comprar es el verano, sobretodo enero-febrero cuando todo el mundo está en la playa y las librerías están vacías. Además en las primeras semanas de enero, después de la resaca del año nuevo, todo el mundo para misio. Van a esforzarse para que te lleves sus libros. Otro buen momento es durante las ferias de libros grandes. En esa época, las librerías de viejo parecen pueblos fantasmas.
4. Invierte tu tiempo. Ir con prisa puede ser fatal. Busca bien. Súdala. Camina. Compara. Persevera. No te confíes pensando “nah, en esa tienda que se cae a pedazos no creo que lo encuentre”. En el hueco menos pensado está lo que buscas. A veces hay que tragar polvo y ensuciarse las manos. Y darse vueltas y más vueltas.
5. Evita hacer preguntas. Sé sutil. Hay que evitar preguntar directamente por un libro. Te acercas al puesto, tranquilo, mirando distraído, sin apuro, paseando la mirada por los volúmenes despreocupadamente. Nada de emocionarse ni celebrar, si encuentras el libro que llevabas buscando años.
6. Evita responder preguntas. “Amigo, ¿qué estás buscando?” o “Lo ayudo en algo” son clásicas. Hay que ser educado, pero sin dar pie a mucha conversa. A veces lo mejor es responder solo con una sonrisa. Lo importante es no dar muchas muestras de interés (ver punto 5). Algunos libreros son particularmente habladores. Y pueden marearte y hacer que te termines llevando algo que en realidad ni querías. Cuidado con ellos.
7. Si vas a preguntar, no lo hagas directamente. Cuando uno encuentra algo que le interesa, a veces lo mejor es preguntar por otro libro que esté cerca. Te dirán el precio. Déjalo con desinterés. Pregunta por otro. Te dirán el precio. Vuélvelo a dejar con desinterés (repetir estos pasos al gusto). Hay que cansar al vendedor y marearlo un poco. Temerá que te vayas sin que nada te guste. Ahí pregunta por el que te gusta. Es muy probable que, para que te vayas comprando algo, esté más dispuesto a hacerte una rebaja. Hay que “frustrarlo”.
8. Encuéntrale peros. Cuando te lo muestre, decirle que la letra está muy chica, que la tapa está desgastada, o que el lomo está maltratado, si se trata de un libro usado, claro. Si se dice de buena manera y que parezca natural, es probable que tenga como colofón la frase “te lo dejo a X para que te lo lleves”.
9. En caso de emergencia, usa refuerzos. Si bien ir a comprar solo parece lo más cómodo, lo bueno de ir a comprar con otra persona es que puede ser un argumento extra a tu favor. Si el vendedor, ante tus dudas fingidas, te insiste con el precio o con que es una obra maestra, un acompañante bien entrenado puede bajárselo diciendo “No te lo compres, va a salir una nueva edición”, “Lo leí y es aburridísimo” o cosas por el estilo. ¿Y si estás solo? Agarra tu móvil y haz la “llamada fantasma”: “Aló, Hola X. ¿qué tal?... Acá, viendo libros … acabo de encontrar el último de X … ¿Qué lo están rematando en dónde? Asuu, que buen dato, gracias… Claro, claro, voy para allá”. No pierdes nada intentando, jaja.
10. La parte del dinero. Ya para finiquitar, siempre se puede meter una última dosis de pressing, por si acaso. 32 soles se pueden convertir en 30 o 29 en 27. “Y si me llevo los dos a cuanto lo dejas”, “Mmmm, creo que no me alcanza” o un simple gesto de escepticismo o duda pueden concluir en una redondeada de precio.
11. Trata bien al vendedor. Para cerrar, agradécele cortésmente. Piensa que es muy probable que regreses. Nunca le digas que sus precios son un robo (aunque sea la verdad). Y tampoco hagas preguntas cojudas como “¿Dónde consigue los libros tan baratos?”. Lo mejor que le puedes decir es que te gusta mucho su tienda y que vas a volver (aunque sea mentira). Ser librero puede ser un oficio difícil. Si no te gustan los libros, te aburrirás en medio de ellos. Y si te gustan, es aún peor porque a veces se sufre con cada uno que te abandone. A veces creo que lo mejor es no comprarlos, ni venderlos, solo leerlos. Eso sí, siempre.
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