Todas deseamos tener ojos brillantes y expresivos, un rostro
con una piel fresca y limpia, cabellos suaves y lustrosos y manos sedosas y
uñas perfiladas
Sin embargo, en ocasiones no es tan fácil.
El
exponerse al sol sin estar debidamente protegido, el estrés, una dieta
no balanceada, la falta de sueños, el no tomar mucha agua, entre otros
factores hace difícil alcanzar la belleza que todas
aspiramos.
No se trata de ir sólo al salón de belleza, sino de cambiar
nuestra visión hacia una belleza más integral, más natural en donde se dedique
el tiempo suficiente a nuestra persona (hacer ejercicio, buena alimentación,
suficiente descanso, utilizar hierbas, flores, raíces, miel, aceites y otros
productos naturales para el cuidado externo., etc.)
Observamos, entonces, que la belleza natural, que conocían
ya nuestras abuelas, no se adquiere de la noche a la mañana, con la aplicación
de cosméticos comerciales tan utilizados hoy en día, ya que son artificiales y
no perduran con el tiempo. Se adquiere y se mejora, como consecuencia de la
perseverancia en toda una serie de pequeños hábitos encaminados a mejorar los
rasgos favorables, y a disminuir o eliminar los que no lo son.
Es posible que cuando adoptemos el hábito de un régimen de
belleza natural no veamos los resultados inmediatamente. Sin embargo, con el tiempo se verá cómo, poco
a poco, se ir mejorando nuestra belleza.
Esta sección tiene como objetivo proporcionar los secretos
y recetas que utilizaban nuestras abuelas para lograr esa belleza natural que todas
queremos lograr y que a continuación detallamos:
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