Hay
días en que el cansancio o malas experiencias derrotan al buen ánimo.
Los seres humanos, a medida que vamos ganando responsabilidades y pasa
el tiempo, nos cargamos también la cabeza con preocupaciones y miedos
sobre el futuro, en especial sobre aquello de lo que tenemos poco o
ningún control.
Razón tiene Cesar Millan al decir que los perros viven el presente.
Esta noche volví a sorprenderme con mi Hachi. Ella estaba descansando
junto a mi cama, cuando decidí bajar para terminar mis pendientes.
Apenas notó que me ponía de pie ella también se levantó y me vio con los
ojos y la actitud de siempre, emocionada y preguntando con su cuerpo
¿qué nueva aventura nos espera? ¿a dónde vamos ahora? Y yo, con miedo de
decepcionarla, sabía que solo iría hacia la computadora y me sentaría
de nuevo. No íbamos al parque, ni a jugar con su pelota, ni a compartir
algún bocadillo.
Y así caminamos juntas el pasadizo y ella tratando de adivinar qué
sucedería. Casi nunca está cansada, siempre está a la espera de algo
más, su día nunca termina y si le ofreces la oportunidad, allí estará,
lista para lo que no tiene idea. Hachi confía en mi, ella no siente
miedo ni a la aspiradora si es que está conmigo. Y eso me hace feliz,
porque aunque hay bastante gente que me cree y confìa en mi, nadie lo
hace como ella, moviendo la cola y sin verguenza de expresar que se
muere de ganas de que hagamos algo juntas y ya, porque no quiere esperar
un segundo y si me demoro se quejará.
Yo no me recuerdo así, siguiendo a nadie de esa forma, o tal vez lo hice alguna vez sin notarlo.
Yo no me recuerdo así, siguiendo a nadie de esa forma, o tal vez lo hice alguna vez sin notarlo.
Creo que la actitud más propicia para disfrutar la vida es la de
Hachi, venga lo que venga, ponerse de pie de un salto y no perder ni un
segundo, emocionarse por la oportunidad, por el nuevo día, porque
llegaron mis papis, porque comeré un camote o unos trocitos de pollo a
la brasa, porque hace fresco en la ventana del auto, etc. Incluso cuando
no nos tocaba salir de paseo sino sentarnos a trabajar en la
computadora. Bueno, a ella le tocaba acompañarme, así que se quedó a mis
pies, tranquila, aceptó lo que tocaba y ahora descansa plácidamente. No
creo que esté durmiendo con la preocupación de que no ha salido a
pasear hace 3 noches, que han pasado 2 celos y aún no ha tenido crías,
que se le está cayendo el pelo o qué va a comer mañana.
La vida sí puede ser más simple. Solo hay que hacer lo que hay que
hacer y no olvidarnos de disfrutar el momento, descubrirlo, vivirlo,
sorprenderse, expresar satisfacción, enojo o pena. Solo si dejamos salir
las cosas, si dejamos que todo pase, podremos dormir tranquilos y estar
en paz, mas si dejamos pendientes, como decir o hacer algo, lo
arrastraremos a nuestras pesadillas, se transformará en miedos, etc.
Mañana será otro día y como todos los anteriores, lo que nos asusta y
preocupa en algunas horas habrá terminado, probablemente en éxito o al
menos en aprendizaje.
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