Desde pequeños nos han enseñado a rezar  , nuestros pasos en la vida. ¿Pero realmente existen? Conozcamos todo sobre estas entidades celestiales, que, supuestamente, cuidan nuestras espaldas.
Cuando escuchamos hablar sobre los ángeles de la guarda,
 es inevitable, pero nos imaginamos esos seres hermosos y alados que 
merodean el trono de Dios Padre. O al menos así los imagino yo. En la 
casa de mi adorada abuelita, hay hasta ahora unos tomos gigantes de la 
Biblia para Niños, que eran unos fascículos que regalaban en un diario 
local en los años 70, los cuales ella iba agrupando y empastando en lo 
que ahora son seis bellos ejemplares de tapa dura.
Fue entre esas 
páginas en las que fui formándome la idea de Dios y del séquito de seres
 celestiales que lo acompañaban en el mundo en que vivía, “arriba en el 
cielo”. Pero después, conforme crecí fui consolidando mis creencias, 
pero a la vez haciéndome más preguntas. Como saben chicas, la 
adolescencia es la etapa de los cuestionamientos y redescubrimientos, 
así que me pregunté, entre otras cosas, si existen realmente esos ángeles de la guarda, dentro del enorme grupo de ángeles, agrupados en escalafones jerárquicos, que asemejan a los galones de los militares.
Y pues he aquí el resultado de todo lo que he averiguado al respecto:
Custodios y mensajeros de Dios
También conocidos como los “ángeles custodios“,
 de acuerdo a la tradición de la Iglesia Católica, son seres 
incorpóreos, que no podemos ver, quienes tienen la misión de protegernos
 del mal. Son el nexo entre Dios y los hombres.
Por ello, cada vez que nos sintamos en peligro,
 cuando necesitemos ayuda, o estemos solos, se nos recomienda que les 
recemos y le pidamos ayuda, sabiduría, salir de algún embrollo, e 
incluso darnos “una manita” para que ellos puedan intervenir físicamente
 y salvarnos.

Ángel Gabriel
 
A lo largo de la historia de la humanidad, incluso hoy en día se registran casos de milagros no explicados a los que se atribuye la intervención de estos ángeles, que no hacen más que cumplir con su misión
Sin embargo, para entender mejor qué son los ángeles de la guarda, es preciso explicar cómo hemos ido formando el concepto de ángeles a lo largo de la historia.
Los ángeles en la historia
Los ángeles se incorporaron en nuestras mentes y corazones gracias las tradiciones de la antigüedad que luego fueron heredadas a las religiones cristiana, judía e islámica, las tres principales religiones monoteístas.

Kerub
 
Ya
 desde la formación de Mesopotamia, 900 años antes de Cristo, se 
representaban en sus edificaciones a una entidad alada que sostenía una 
especie de aro: los Kerubs. Estos seres eran 
intermediarios entre los dioses y los hombres y eran considerados los 
guardianes, cuya representación solía ser antropomorfa y provista de un 
par de alas gigantescas.
Esto fue absorbido por los grecorromanos 
quiens los incorporaron a su séquito de dioses y seres superiores. 
Algunos de sus dioses como Mercurio (griegos) o Hermes (romanos) tenían 
alas, puesto que eran una suerte de mensajeros de los dioses.
Pero fue la religión de   Zoroastro ,
 surgida en el reino de Persia, en que tomó forma la idea del bien y del
 mal, del bien encarnado en un ser supremo, y del mal en un dios opuesto
 y oscuro. De ahí devino una sere de entidades menores que incluyeron a 
seres alados, como los Juarna, los cuales tenían también alas  y un aro,
 que pasaría a convertirse en aureola en el mundo cristiano.
Los nombres de los ángeles que conocemos hoy en día, como Gabriel, Rafael o Miguel
 son ya heredados de la tradición judaica, que los describe en sus 
primeros libros, que luego conformarían las Sagradas Escrituras. Seres 
alados, con apariencia humana, con poderes extraordinarios, aterradores y
 feroces tomaban contacto con los seres humanos.Pero también asombrosos 
como los ángeles que describió el profeta Ezequiel en su visión de la 
Carroza de Fuego.
Otros nombres de ángeles como Uriel, Zadkiel y Jophkile han sido tomados de textos hebreos que fueron excluidos y considerados apócrifos.
De textos como estos se empezó a definir lo que se llamó la Angelología o estudio sobre los ángeles: en el Salmo 90 se pueden leer los siguientes versos: “A sus ángeles ha dado órdenes Dios, para que te guarden en tus caminos”.
Así, 
 y reuniendo la tradición de los escritos hebreos más la heredad 
histórica de las culturas primigenias de la civilización, los teólogos 
de la Edad Media estudiaron y completaron una galería jerárquica de los ángeles.
Uno de los libros que lo explica al detalle es La Jerarquía Celestial
 de Dionisio Pseudo-Aeropajita, escrito en el siglo 4 de nuestra era. 
Son 9 las jerarquías que describen agrupadas en 3 niveles cada uno:

Ángel Miguel
 
Primera jerarquía
- Serafines
- Querubines
- Tronos u Ophanim
Segunda Jerarquía
- Dominaciones
- Virtudes
- Potestades o Poderes
Tercera Jerarquía
- Principados
- Arcángeles
- Ángeles
En este último nivel
 de la tercera jerarquía se ubican los ángeles de la guarda, de entre la
 variada clase de ángeles de su clase; ellos serán quienes estén más 
cerca de los hombres.
Ángeles y seres humanos
Es evidente,
 que de acuerdo a la tradición de muchas religiones, no podía haber una 
brecha entre el mundo de los dioses y de los hombres. Tenían que haber seres comunicantes, que nos transmitieran sus mensajes. De hecho, su significado en hebreo y griego es “mensajero”.
Para nosotros quienes vivimos (en su mayoría) creyendo en un cielo y un infierno,
 necesitamos casi de manera implícita a alguien que nos guíe, nos 
“aconseje” subliminalmente, a través de corazonadas, o nos ayuda incluso
 mediante su intervención, para no errar el “camino correcto” a nuestra 
salvación.
Y oraciones como “ángel de mi guarda, dulce compañía…” son las formas más tradicionales de comunicarnos con ellos.
Sin embargo, salta una pregunta que puede surgir de una simple lógica: si tenemos cada uno de nosotros un ángel custodio, ¿por qué tantas tragedias, muertes injustas y desgracias?
La
 respuesta está en cuánto creamos en ellos, en Dios y en el orden 
maravilloso y oculto de las cosas, que implican sintonizarnos con lo 
divino. Creo que esta frase muy Albert Einstein lo dice todo:
No
 soy ateo, y no creo que pueda llamarme panteísta. Estamos en la 
posición de un niño que entra en una biblioteca llena con libros en 
muchos lenguajes diferentes. El niño sabe que en esos libros debe haber 
algo escrito, pero no sabe qué. Sospecha levemente que hay un orden 
misterioso en el ordenamiento de esos libros, pero no sabe cuál es. Me 
parece que esa debería ser la actitud de, incluso los seres humanos más 
inteligentes, hacia Dios. Vemos el universo maravillosamente ordenado y 
obedecemos ciertas leyes, pero sólo entendemos levemente estas leyes. 
Nuestras mentes limitadas captan la misteriosa fuerza que mueve las 
constelaciones.
Cómo rezarle a nuestro ángel de la guarda
Nos han enseñado oraciones,
 que seguramente ya como adultos las hemos olvidado o las hemos rezado 
hasta la mitad por quedarnos dormidos. Por ello, más que realizar una 
recitación de paporreta, hablarles con el corazón y la mente puede ser 
otra vía para acercarnos a él. Cuando era niña, me enseñaron en mi clase
 de religión que hay más de una manera de rezar. Una de ellas es leyendo
 un pasaje de la Biblia. Recurre a ella, cuando sientas que estás lista para hacerlo y no como un acto monocorde de todas las noches.
Agradécele
 por todo lo que hace silenciosamente por nosotros y encomiéndate 
siempre a su protección. Verás cómo las cosas comenzarán a cambiar en tu
 largo camino de acercamiento a Dios
Te dejo con este interesante video que explora minuciosamente el origen de los ángeles y su relación con los hombres a lo largo de la historia.