Para muchos, los bonsái, son hermosas plantas miniaturas,
que alegran el hogar. Y no están equivocados. Los bonsái son verdaderas plantas
miniaturas, pero no todas las plantas pequeñas pueden llamarse por este nombre.
Hay que tener en claro, que los bonsái son una forma de arte, en la que se
controla el crecimiento de el follaje y las ramas de un arbol mediante una
serie de técnicas, aplicadas con precisión y paciencia por aquellos dedicados
a esta disciplina.
La historia de los bonsái comienza en la antigua China, hace
más de 2.000 años, donde el arte de cultivar árboles enanos se denominaba penzai
o penjing. Una de las leyendas en torno a los comienzos de este arte dice que un
poeta llamado Guen ming, al retirarse del servicio civil en el siglo cuarto A.C.,
se dedico a cultivar crisantemos en pequeños recipientes. También en otra
leyenda se especula
que un emperador de la dinastía Han, creo una réplica en miniatura de su
imperio, para poder contemplarlo en su totalidad desde su palacio. Lo que si se
sabe, es que entre los siglos séptimo y noveno, el arte llegó a Japón, en donde
se conoce hoy en día como bonsái; como en la China el arte se practicaba al
exterior, los árboles tienden a ser más grandes que para la modalidad japonesa,
en donde es un arte de salón. En un comienzo sólo lo practicaban los nobles de
la época, pero para el año 1600 se comenzó a popularizar entre gobernadores,
samurai, mercaderes y gente del pueblo japonés. Hoy este arte se ha popularizado
en occidente, y los árboles pequeños son apetecidos por hombres y mujeres para
la decoración o para el cultivo personal.
La idea de un bonsái, es lograr un crecimiento armónico, de
un árbol normal, en una estatura reducida. Los bonsái no llegan a medir más de
un metro. Esta es una regla muy importante, la cual debe ser respetada, por todo
aquel, que los cultiva. Todo bonsái debe buscar la armonía, En la cual se
destaca, un crecimiento progresivo, en el que se debe respetar ciertas normas.
La base del bonsái debe ser más amplia o gruesa, que la punta del tronco. Lo
mismo debe ocurrir con las primeras ramas, con respecto a las de más arriba.
Su macetero, debe ser de un tamaño armónico, con respecto al
bonsái en si. Ni muy grande, ni muy pequeño. Es fundamental el hecho del riego.
La mayoría de los árboles que se ocupan, para cultivar un bonsái, son de corte
tropical. Por lo que requerirán, de bastante riego. Claro que en una menor
cantidad, cuando se está en invierno. Lo ideal, es ir viendo la sequedad de la
tierra. Cuando esta denote sequedad, es hora de regar. Todo bonsái debe estar
expuesto, al tiempo predominante. Son más de exterior, que de interior. Sólo se
les debe cuidar, de una exposición prolongada, al sol. Otra norma general, es el
colocarle, dependiendo la época del año, el correspondiente abono diseñado, para
los bonsái. El cual puede ser adquirido, en cualquier tienda que se especializa
en bonsáis.
La forma que pueden adquirir, es bastante variada. Los hay
desde los verticales puros, hasta los en forma de cascada, pasando por aquellos
inclinados, en forma de una verdadera “S”.
A medida que el bonsái va creciendo, será necesario el
transplante del árbol a otro macetero más grande. De no hacerlo, el bonsái está
destinado a la muerte. No se debe olvidar, que los bonsáis son árboles un tanto
delicados. No se parecen a los que se han enterrado en tierra firme. Por lo que
requerirán de un mayor cuidado y atención.
Con respecto a la poda de hojas, esta se debe hacer, cada dos
meses (aproximadamente). Todo dependerá del crecimiento del bonsái y el hecho de
mantener la estructura o figura, del bonsái.
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